Martín y el jardín de la diversión


Había una vez un niño llamado Martín que todas las mañanas se despertaba con una mueca en la cara. No quería ir al jardín, le parecía aburrido y prefería quedarse en casa jugando con sus juguetes.

Un día, su mamá lo despertó temprano y le dijo: "Martín, es hora de levantarse para ir al jardín". - ¡No quiero ir! - respondió él con tono gruñón.

Su mamá intentó convencerlo de todas las formas posibles, pero Martín se mantenía firme en su decisión. Al ver que no podía persuadir a su hijo, la mamá decidió probar algo diferente. Esa mañana, en lugar de llevarlo directamente al jardín, lo llevó a dar un paseo por el parque.

Martín estaba sorprendido, no entendía por qué estaban allí si debía estar en el jardín. Mientras caminaban por el parque, vieron a otros niños corriendo, riendo y jugando.

Martín se acercó tímidamente a un grupo de niños que estaban construyendo un castillo de arena y les preguntó si podía unirse a ellos. Los niños lo recibieron con alegría y pronto todos estaban colaborando para hacer el castillo más grande y hermoso.

Después de un rato jugando en el parque, la mamá de Martín le preguntó: "¿Te gustó jugar con los niños?". - Sí, fue muy divertido - respondió él con una sonrisa en el rostro.

Entonces su mamá le explicó: "El jardín es como este parque, un lugar donde puedes jugar y hacer amigos nuevos todos los días". Martín reflexionó sobre lo ocurrido esa mañana y decidió darle una oportunidad al jardín.

Cuando llegaron al lugar, se sorprendió al ver tantos juegos y actividades interesantes para hacer. Se integró rápidamente con los demás niños y descubrió que el jardín era mucho más divertido de lo que pensaba.

Desde ese día, Martín esperaba ansioso cada mañana para ir al jardín y jugar con sus amigos. Aprendió que a veces las cosas pueden parecer aburridas o difíciles al principio, pero si les das una oportunidad puedes descubrir lo maravillosas que pueden ser.

Y así, Martín comprendió que siempre vale la pena probar cosas nuevas antes de decidir si te gustan o no. Y es que a veces las mejores experiencias nos esperan justo al otro lado del miedo o la resistencia inicial.

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