Martín y el libro de la calma



Había una vez un niño llamado Martín, que se enojaba por todo. Siempre que algo no salía como él quería, explotaba en rabia y comenzaba a gritar y a patalear.

Sus padres estaban muy preocupados por su comportamiento, ya que Martín no podía disfrutar de las cosas buenas de la vida al estar siempre enojado. Un día, mientras Martín jugaba en el parque con sus amigos, uno de ellos accidentalmente tiró su helado al suelo.

Martín se puso rojo de furia y empezó a gritar tan fuerte que todos los niños se asustaron y se alejaron de él. -¡Estúpido! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto? ! -gritó Martín mientras lágrimas de rabia le caían por las mejillas.

Esa noche, sus padres lo sentaron para hablar seriamente con él. -¿Por qué te enojas tanto, hijo? Entendemos que estés molesto cuando las cosas no salen como quieres, pero no es bueno reaccionar así -le dijo su mamá con voz preocupada.

Martín bajó la mirada y murmuró:-Es que siento tanta frustración cuando las cosas no son como yo quiero... Sus padres comprendieron que debían ayudarlo a manejar sus emociones, así que decidieron buscar juntos una solución.

Investigaron sobre técnicas para controlar la ira y encontraron un libro mágico en el cual se hablaba sobre el poder de la paciencia y la comprensión. A partir de ese día, Martín practicó ejercicios para calmarse cada vez que sentía que el enojo lo invadía.

Respiraba profundamente varias veces, contaba hasta diez e intentaba ver las situaciones desde otra perspectiva. Poco a poco, fue notando cambios en su actitud y empezó a sentirse más tranquilo y feliz.

Un mes después, durante otro encuentro en el parque con sus amigos, ocurrió algo inesperado: uno de ellos rompió sin querer el avión de papel que Martín había hecho con tanto esmero.

Todos esperaban una explosión de ira por parte del niño problemático; sin embargo, para sorpresa de todos, Martín mantuvo la calma y simplemente sonrió. -¡No pasa nada! Es solo un avión de papel -dijo con tranquilidad mientras ayudaba a su amigo a hacer otro avión aún mejor.

Los demás niños quedaron boquiabiertos ante la reacción positiva de Martín. Desde ese momento, todos quisieron ser amigos suyos porque descubrieron lo divertido y genial que podía ser cuando dejaba atrás su mal genio.

Martín aprendió una gran lección: el poder del autocontrol y la importancia de saber manejar nuestras emociones para vivir en armonía con los demás. A partir de entonces, se convirtió en un ejemplo para muchos niños e incluso dio charlas sobre cómo superar la ira y encontrar la paz interior.

Y colorín colorado este cuento ha enseñado que aunque nos enfademos mucho siempre hay formas positivas para resolverlo.

FIN.

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