Martín y el poder de la amistad



Había una vez un nene llamado Martín, que vivía en un pueblito rodeado de árboles y montañas. Martín era muy alegre y curioso, le encantaba explorar el bosque y jugar con sus amigos.

Pero un día, algo cambió en él. Martín comenzó a sentirse triste y nervioso todas las mañanas al despertar. No quería ir a la escuela, se quedaba abrazando su almohada mientras lágrimas silenciosas caían por sus mejillas.

Su mamá había tenido que viajar por trabajo y Martín la extrañaba tanto que sentía un vacío en su corazón. "¿Qué te pasa, Martín? ¿Por qué no quieres ir a la escuela?" -preguntó su papá preocupado. "Extraño a mamá, papá.

Me siento solo sin ella aquí" -respondió Martín con voz temblorosa. Su papá lo abrazó con ternura y le dijo: "Sé que extrañas a mamá, pero recuerda que ella vuelve pronto.

Mientras tanto, la mejor forma de hacerla feliz es siendo valiente y enfrentando tus miedos". Martín se secó las lágrimas y decidió intentarlo. Esa mañana se preparó para ir a la escuela con determinación. Al llegar al colegio, intentó sonreír aunque su corazón aún pesaba de tristeza.

En el recreo, Martín se sentó solo en una banca observando cómo sus compañeros jugaban felices. Fue entonces cuando escuchó una risa conocida detrás de él.

"¡Hola Martín! ¿Te puedo acompañar?" -dijo Sofía, una niña de su clase con quien solía jugar en el patio. Martín asintió tímidamente y juntos empezaron a charlar y reír como antes lo hacía con sus amigos. Poco a poco, esa sensación de soledad fue desapareciendo gracias a la compañía de Sofía.

Los días pasaron y Martín seguía sintiendo nostalgia por su mamá, pero cada vez le costaba menos levantarse para ir a la escuela.

Descubrió nuevos juegos junto a sus compañeros e incluso ayudaba al más pequeño del salón cuando tenía dudas en clase. Una tarde después de clases, mientras caminaba hacia su casa pensativo, Martín recordó las palabras de su papá: "La mejor forma de hacer feliz a mamá es siendo valiente".

Decidió escribirle una carta contándole todo lo nuevo que estaba aprendiendo en la escuela y lo mucho que había crecido desde su partida. Días después, llegó el esperado regreso de mamá. Cuando abrazó fuerte a Martín notó cuánto había crecido durante esos días sin ella cerca.

"¿Cómo estuvo tu tiempo sin mí?" -preguntó mamá sonriente. Martín miró hacia atrás donde Sofía lo saludaba desde lejos para luego responder: "Fue difícil al principio mamá...

pero aprendí algo importante: ser valiente no significa no tener miedo sino enfrentarlo todos los días". Mamá abrazó orgullosa a Martín sabiendo que su pequeño había descubierto una gran verdad gracias al apoyo incondicional de quienes lo rodeaban.

Desde ese día, Martín supo que siempre encontraría amor y amistad en los momentos más inesperados si decidía abrir su corazón ante nuevas experiencias. Y así continuaron juntos disfrutando cada aventura sabiendo que el valor reside en seguir adelante aun cuando parezca imposible.

El nene ya no llora por extrañarla porque sabe que está presente en cada paso valiente que da. Y colorin colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca temas ser valiente!

FIN.

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