Martín y el poder de los sueños



Había una vez en un pequeño bosque encantado, vivía Sofi, el hada de los sueños. Sofi era conocida por su capacidad para tejer los sueños más hermosos y coloridos que podías imaginar.

Cada noche, volaba por el bosque esparciendo polvo de estrellas sobre las camas de los niños, para que pudieran tener dulces sueños llenos de aventuras y magia. Un día, mientras Sofi volaba entre los árboles del bosque, escuchó sollozos provenientes de una casita cerca del arroyo.

Se acercó sigilosa y vio a Martín, un niño triste y desanimado sentado en el jardín. "¿Qué te pasa, Martín?", preguntó Sofi con ternura. Martín levantó la mirada sorprendido al ver al hada frente a él.

"¡Oh! Soy Martín y estoy triste porque no puedo dormir bien. Tengo pesadillas todas las noches y me despierto asustado", respondió con voz temblorosa. Sofi se entristeció al escuchar la historia de Martín y decidió ayudarlo.

Con un gesto delicado, le acarició la cabeza y le dijo: "No te preocupes, querido Martín. Haré todo lo posible para que tengas dulces sueños a partir de ahora".

Esa misma noche, Sofi visitó la habitación de Martín y esparció su polvo mágico sobre su cama mientras él dormía plácidamente. De repente, se abrió un portal hacia el mundo de los sueños donde Sofi guiaba a Martín por paisajes increíbles y emocionantes aventuras.

Juntos cabalgaron sobre unicornios brillantes, surcaron mares cristalinos en barcos de papel y bailaron bajo la luz de las luciérnagas. A medida que avanzaban en el viaje onírico, Martín comenzó a sentirse más valiente y seguro de sí mismo.

Al amanecer, cuando despertó en su cama con una sonrisa en el rostro, supo que algo había cambiado dentro de él gracias a la ayuda de Sofi. Los días pasaron y Martín seguía teniendo dulces sueños todas las noches gracias al hada bondadosa.

Su actitud ante la vida cambió por completo: se volvió más optimista, valiente e imaginativo.

Un día, cuando Sofi regresaba al bosque después de haber cumplido otra misión exitosa con otro niño necesitado como Martín; fue recibida por una multitud emocionada formada por todos aquellos a quienes había ayudado a lo largo del tiempo. "¡Gracias Sofi!", exclamaban los niños felices mientras agitaban pompones hechos con pétalos brillantes. Sofi sintió tanta alegría en su corazón que sus alas brillaron aún más fuerte ese día.

Y así continuó esparciendo magia y esperanza por cada rincón del bosque encantado donde vivía. Y colorin colorado este cuento ha terminado pero recuerda siempre hay un hada como sofí dispuesta a ayudarnos cuando lo necesitemos.

"

FIN.

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