Martín y el regalo del cambio



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Martín. Martín era conocido por ser travieso y desobediente todo el año.

No importaba cuántas veces le dijeran sus padres que debía comportarse bien, él siempre hacía travesuras. La Navidad se acercaba rápidamente y Martín no podía esperar a recibir regalos del querido Santa Claus. Pero lo que no sabía era que Santa tenía un hermano malvado llamado Krampus.

Krampus era el encargado de visitar a los niños que se portaban mal durante el año y enseñarles una lección. Una noche antes de Navidad, mientras todos dormían, Martín escuchó ruidos extraños afuera de su ventana.

Asustado pero curioso, decidió asomarse para ver qué ocurría. Para su sorpresa, vio a Krampus parado en el jardín con una mirada terrorífica. Martín tembló de miedo al verlo y trató de esconderse bajo las sábanas, pero Krampus lo había visto.

Con un movimiento rápido y sigiloso, entró por la ventana abierta y se acercó lentamente hacia la cama del niño. "¿Quién eres tú?" - preguntó Martín con voz temblorosa. Krampus sonrió siniestramente y respondió: "Soy Krampus, el hermano malvado de Santa Claus.

Y estoy aquí para enseñarte una lección". Martín sintió un escalofrío recorrer su cuerpo mientras observaba cómo Krampus sacaba una bolsa grande llena de carbón y cadenas oxidadas.

"¿Qué vas a hacer con eso?" - preguntó Martín, cada vez más asustado. Krampus se acercó a él y le explicó: "Martín, has sido un niño muy travieso este año. No has escuchado a tus padres, has hecho travesuras y te has portado mal en la escuela.

Por eso, te traigo carbón para recordarte que debes cambiar tu actitud". Martín comenzó a llorar arrepentido. Sabía que había cometido errores y que era hora de cambiar su comportamiento. Prometió ser bueno y obedecer a sus padres en el futuro.

Krampus sonrió satisfecho al ver la reacción del niño y guardó las cadenas y el carbón en su bolsa.

"Recuerda, Martín", dijo Krampus antes de desaparecer por la ventana, "la Navidad no solo se trata de recibir regalos, sino también de aprender lecciones importantes sobre cómo comportarse correctamente". A partir de ese día, Martín se convirtió en un niño ejemplar. Escuchaba a sus padres, ayudaba en casa y se portaba bien en la escuela.

A medida que pasaban los años, Martín mantuvo su promesa de ser una persona amable y respetuosa con los demás. La Navidad siguiente fue diferente para Martín.

Santa Claus lo visitó esa noche especial para entregarle regalos como recompensa por su buen comportamiento durante todo el año. Desde entonces, Martín entendió que siempre hay una oportunidad para rectificar nuestros errores y convertirnos en mejores personas.

Y así fue como aprendió que incluso el hermano malvado de Santa Claus, Krampus, puede enseñarnos valiosas lecciones sobre la importancia de ser buenos y respetuosos con los demás. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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