Martín y el valiente juego en equipo



Había una vez un niño llamado Martín que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Martín era un niño muy inteligente y creativo, pero tenía un problema: le tenía miedo a jugar juegos.

No importaba si eran juegos de mesa, deportes o incluso juegos imaginarios, siempre se ponía nervioso y prefería quedarse apartado observando. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Martín vio a un grupo de niños jugando al fútbol.

Le llamó la atención cómo reían y se divertían corriendo tras la pelota. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía jugar con ellos. -¡Claro! ¡Ven y únete a nosotros! -dijo uno de los niños amablemente.

Martín sintió su corazón latir rápido mientras se colocaba en posición para jugar. Pero cuando el balón llegó hacia él, cerró los ojos asustado y se apartó rápidamente. -¿Qué te pasa? ¿Por qué no juegas? -preguntaron sorprendidos los otros niños.

-Martín tiene miedo a jugar juegos -explicó su hermana mayor, Sofía, que también estaba allí observando. Los niños miraron a Martín con curiosidad y algo de compasión. No entendían cómo alguien podría tener miedo de algo tan divertido como jugar.

Pero Sofía tuvo una idea brillante. Decidió organizar una fiesta en casa e invitar a todos los amigos de Martín para ayudarlo a superar su miedo. Prepararon diferentes actividades como carreras de sacos, búsqueda del tesoro y hasta una obra teatral improvisada.

El día de la fiesta, Martín estaba muy nervioso. ¿Y si seguía teniendo miedo? ¿Y si los demás niños se burlaban de él? Pero cuando llegaron sus amigos y comenzaron a jugar, algo increíble sucedió.

Martín se dio cuenta de que no tenía por qué tener miedo. Los juegos eran solo eso: juegos. No había nada peligroso en ellos. Poco a poco, Martín comenzó a participar activamente en todas las actividades.

Se divirtió tanto que olvidó completamente su miedo. Sus amigos lo animaban y aplaudían cada vez que superaba un reto. Al final del día, todos estaban exhaustos pero felices.

Martín descubrió que el juego no era algo para temer, sino una oportunidad para aprender, hacer amigos y divertirse. Desde ese día en adelante, Martín dejó atrás su miedo a jugar juegos. Participaba en todas las actividades con entusiasmo y se convirtió en uno de los niños más sociables del pueblo.

La historia de Martín enseña a los niños que el miedo es algo normal, pero también es algo que podemos superar si nos enfrentamos a él con valentía y apoyo de nuestros seres queridos.

A veces necesitamos un empujón extra para vencer nuestras inseguridades, pero al final siempre encontraremos alegría y diversión al otro lado del miedo.

FIN.

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