Martín y la lección de la diversidad
Había una vez, en un colegio muy especial, una Seño de primaria llamada Ana. Ana era una maestra amorosa, dedicada y siempre con una sonrisa en su rostro.
Todos los niños la querían mucho y disfrutaban de sus clases llenas de creatividad y alegría. Un día, llegó al colegio un nuevo niño llamado Martín. Martín venía de otro país y no hablaba español muy bien.
Los otros niños del salón comenzaron a murmurar y a señalarlo con curiosidad. Ana notó que Martín se veía triste y solitario en un rincón del patio. Esa tarde, cuando todos los niños se fueron a casa, Ana decidió acercarse a hablar con Martín.
Él le contó que se sentía solo porque no entendía lo que decían los demás niños y se burlaban de él por su forma diferente de hablar.
Ana escuchó atentamente a Martín y le dijo: "Martín, todos somos diferentes en algo, pero eso es lo que nos hace únicos y especiales. No debes sentirte mal por ser distinto, al contrario, ¡debes estar orgulloso de ello!"Martín miró a Ana con ojos brillantes y una pequeña sonrisa asomó en su rostro.
Esa noche, Ana preparó una sorpresa para el día siguiente en el colegio. Al llegar la mañana siguiente, Ana reunió a todos los niños en el salón y les dijo: "Hoy vamos a hacer algo muy especial. Vamos a celebrar nuestras diferencias.
" Les pidió a cada uno que dibujara algo que los representara o les gustara mucho. Los niños se emocionaron con la actividad y comenzaron a dibujar con entusiasmo.
Al finalizar la clase, cada niño mostró su dibujo al resto del grupo. Había dibujos de fútbol, música, animales e incluso un avión hecho por Martín. Todos aplaudieron emocionados al ver las creaciones tan diversas y coloridas.
Desde ese día, los niños aprendieron a valorar las diferencias de cada uno y a respetarse mutuamente. Martín ya no se sentía solo ni ajeno en el colegio; ahora tenía amigos que lo aceptaban tal como era.
Y todo gracias al amoroso gesto de la Seño Ana, quien enseñó una gran lección sobre la importancia de la inclusión y el respeto hacia los demás. Desde entonces, en ese colegio tan especial reinaba la armonía y la alegría entre todos sus alumnos gracias al ejemplo inspirador de la Seño Ana.
FIN.