Martín y la Mariposa Multicolor


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Martín que tenía diferentes capacidades.

A pesar de ser muy inteligente y creativo, algunos de sus compañeros de escuela no entendían por qué hacía las cosas de manera diferente. Un día, durante el recreo, Martín se acercó al grupo de niños que estaban jugando a la pelota.

Al verlo llegar, uno de los chicos exclamó: "-¡Oh no, ahí viene Martín! Siempre arruina todo con sus rarezas. " Los demás asintieron y decidieron alejarse para evitar que Martín se les uniera. Martín sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que lo estaban excluyendo una vez más.

Decidió entonces caminar hacia el bosque cercano para estar solo y pensar. Mientras caminaba entre los árboles, escuchó un suave murmullo que lo llevó hasta una hermosa mariposa atrapada en una telaraña.

Sin dudarlo, Martín sacó con cuidado a la mariposa de la telaraña y la dejó volar libremente. En ese momento, comprendió que así como él había ayudado a la mariposa necesitada, también merecía ser aceptado y apreciado tal como era.

Decidido a demostrarles a sus compañeros su valía, Martín regresó al colegio con una idea brillante en mente.

Se acercó al grupo de niños que seguían jugando a la pelota y les dijo: "-Chicos, ¿qué les parece si creamos juntos un mural gigante en la pared del patio? Podemos pintarlo con colores vibrantes y formas divertidas. "Los niños se miraron sorprendidos por la propuesta de Martín. Uno de ellos finalmente habló: "-¡Esa es una idea genial! Nunca se nos hubiera ocurrido algo así.

" Poco a poco, los demás comenzaron a entusiasmarse con la idea y se pusieron manos a la obra. Días después, el mural estaba terminado y era simplemente espectacular. Todos los niños del colegio se sentían orgullosos del trabajo en equipo realizado junto a Martín.

Desde ese día, nunca más volvieron a excluirlo ni subestimar sus diferentes capacidades. Martín había demostrado que todos tenemos algo especial para ofrecer al mundo, solo hace falta abrir nuestra mente y corazón para descubrirlo.

Y así, en Villa Esperanza reinaba la inclusión y el respeto hacia las diferencias de cada uno.

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