Martín y la pequeña ave
Había una vez un hombre llamado Martín, quien tenía miedo a todo. No podía salir de su casa sin sentir temor de lo que pudiera pasar en la calle.
Tenía miedo de los perros, de las alturas, del agua y hasta del viento. Un día, mientras estaba sentado en su casa viendo televisión, escuchó un fuerte ruido afuera. Se asustó tanto que se escondió debajo de la mesa.
Después de unos minutos, se dio cuenta de que el ruido provenía del árbol grande que estaba frente a su ventana. Martín salió con mucho cuidado para ver qué había pasado y descubrió que una pequeña ave había caído del nido debido al viento fuerte.
El pobre animalito estaba lastimado y no podía volar. Martín sintió pena por el pajarito y decidió ayudarlo. Lo llevó dentro de su casa y lo cuidó durante varios días hasta que se recuperara por completo.
La experiencia con el pájaro hizo que Martín se diera cuenta de algo muy importante: aunque tenía miedo a muchas cosas, también era capaz de hacer cosas buenas por los demás. Con esta nueva perspectiva, Martín decidió enfrentar sus miedos poco a poco.
Empezó por caminar en la calle sin mirar hacia abajo todo el tiempo para evitar tropezarse con alguna piedra o basura. Luego fue al parque y jugó con algunos niños allí presentes.
Pronto descubrió que muchas veces las cosas no eran tan terribles como él imaginaba en su mente llena de temores infundados. Un día, mientras caminaba cerca del rio, escuchó gritos de auxilio. Alguien estaba en peligro dentro del agua.
A pesar de su miedo al agua, Martín no dudó y se lanzó a rescatar a la persona. Después de ese día, Martín se sintió más valiente que nunca. Había vencido sus miedos y descubierto que era capaz de hacer cosas buenas por los demás.
Desde entonces, ayudaba a las personas necesitadas y se sentía feliz haciendo el bien sin importarle lo que pudiera pasar.
La moraleja de esta historia es que todos tenemos miedos, pero debemos aprender a enfrentarlos para poder alcanzar nuestras metas y ser mejores personas cada día.
FIN.