Martín y la sonrisa de la anciana



Había una vez un chico llamado Martín, a quien le encantaba pasear por las calles de su barrio escuchando música con sus audífonos.

Un día, mientras caminaba distraído, dos ladrones intentaron robarle su mochila, pero Martín se dio cuenta a tiempo y salió corriendo tan rápido que logró escapar. Al cruzar la calle, una moto pasó velozmente a centímetros de él, haciendo que se detuviera sorprendido. Respiró aliviado y decidió prestar más atención al camino.

Al llegar a la siguiente esquina, vio a una anciana intentando cruzar la calle entre los autos que pasaban sin detenerse. Martín no dudó ni un segundo y se acercó a la anciana para ayudarla.

Con mucho cuidado y paciencia, esperaron el momento oportuno para cruzar. Justo cuando estaban en mitad de la calle, un auto aceleró bruscamente e intentó arrollar a la anciana. - ¡Cuidado! -gritó Martín mientras empujaba a la anciana fuera del camino del auto.

El valiente joven logró salvar a la anciana justo a tiempo, pero él mismo fue impactado por el auto. La gente que presenció todo llamó rápidamente a una ambulancia y tanto Martín como la anciana fueron llevados al hospital.

Después de algunas semanas de recuperación, tanto Martín como la anciana se encontraban en mejores condiciones. La valentía y bondad de Martín habían sido reconocidas por todos en el barrio, quienes lo admiraban profundamente.

Un día soleado, Martín recibió una visita muy especial en el hospital: era la anciana a quien había salvado. Con lágrimas en los ojos y una sonrisa sincera le dijo:- Gracias por ser tan valiente y bueno conmigo ese día.

Has demostrado tener un corazón enorme y te estaré eternamente agradecida. Martín sintió una gran alegría en su pecho al ver que su acción había marcado la vida de alguien de forma positiva.

A partir de ese día, ambos se convirtieron en grandes amigos y juntos compartieron muchas aventuras. Y así, Martín aprendió que siempre vale la pena ayudar al prójimo desinteresadamente, porque las buenas acciones traen consigo gratas recompensas y hermosas amistades que perduran para siempre.

Y colorín colorado este cuento ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!