Martín y las Ardillas Valientes



Había una vez un niño llamado Martín, que tenía 8 años y era alérgico a los frutos secos. Cada vez que veía una nuez o una almendra, sentía miedo de morirse si las comía.

Un día, mientras Martín jugaba en el parque con sus amigos, vio a un grupo de ardillas correteando entre los árboles. Las ardillas estaban buscando nueces para guardarlas y Martín se acercó curioso. - ¡Hola ardillitas! ¿Qué están haciendo? - preguntó Martín emocionado.

- ¡Estamos recolectando nueces para el invierno! - respondió una de las ardillas. Martín miró asombrado cómo las pequeñas ardillas trepaban a los árboles y bajaban con nueces en sus bocas.

Pero también notó algo especial: ninguna de ellas parecía tener miedo a las nueces. - Ardillitas, ¿ustedes no tienen miedo de comer nueces? Yo soy alérgico y me da mucho temor - confesó Martín tristemente.

Las ardillas se miraron entre sí y luego la más sabia dijo:- Querido Martín, nosotros no somos alérgicos a las nueces porque es nuestra comida favorita. Pero entendemos tu preocupación. Tal vez podríamos ayudarte a superar ese miedo. Martín escuchaba atentamente mientras su corazón comenzaba a llenarse de esperanza.

Las ardillas le explicaron que querían enseñarle todo sobre las nueces para que comprendiera mejor su alergia y dejara atrás su miedo. Así que decidieron llevarlo en un viaje por el bosque.

Caminaron durante horas, mientras las ardillas le contaban historias sobre los árboles y cómo crecían las nueces. Llegaron a un árbol enorme con ramas llenas de frutos secos. - Martín, aquí es donde nacen las nueces - dijo una de las ardillas.

- Pero antes de que puedan hacer daño, tienen una cáscara protectora que debemos romper. Las ardillas comenzaron a golpear la cáscara con sus pequeñas patitas hasta que finalmente se abrió y reveló la nuez dentro. Martín observaba fascinado.

- ¿Sabías que hay muchas formas diferentes de comer nueces? - preguntó otra ardilla. - Puedes comerlas crudas o tostadas, en pasteles o helados. Hay tantas opciones deliciosas para disfrutar sin miedo.

Martín sonrió pensando en todas las posibilidades y sabores nuevos que podía probar sin preocuparse por su alergia. De regreso al parque, Martín se despidió de sus nuevas amigas ardillas con gratitud en su corazón.

Sabía que aún tenía mucho por aprender sobre su alergia, pero ahora estaba listo para enfrentarla sin miedo. A partir de ese día, Martín empezó a investigar más sobre su alergia junto con sus padres y médicos especialistas. Aprendió qué alimentos evitar y cómo reaccionar si accidentalmente entraba en contacto con frutos secos.

Con el tiempo, Martín se convirtió en un experto en su propia salud y en ayudar a otros niños alérgicos como él. Compartía consejos útiles y siempre recordaba lo importante que era no dejar que el miedo controlara su vida.

Martín aprendió que, aunque su alergia era una parte de él, no definía quién era. Descubrió que podía disfrutar de la vida plenamente y perseguir sus sueños sin temor a las nueces.

Y así, Martín se convirtió en un niño valiente y decidido a vivir cada día con alegría, demostrando que los miedos pueden superarse cuando se tiene amor, conocimiento y amigos como las ardillas del bosque.

FIN.

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