Martín y Lola



Había una vez en San José del Guaviare, un pequeño pueblo rodeado de selva donde vivían muchos animales y plantas exóticas. En este lugar mágico, habitaban dos amigos inseparables: Martín, un curioso mono aullador, y Lola, una colorida guacamaya.

Un día, mientras exploraban la selva juntos, Martín y Lola se encontraron con un problema inesperado. Un árbol gigante había caído bloqueando el camino que solían tomar para llegar al río donde bebían agua fresca y cristalina.

Los dos amigos no sabían qué hacer, ya que nunca antes habían enfrentado una situación así. "¡Oh no, Martín! ¿Cómo vamos a llegar al río ahora?" -exclamó Lola preocupada.

"Tranquila amiga, ¡juntos podemos encontrar una solución!" -respondió Martín con determinación. Decidieron buscar ayuda entre los demás animales de la selva. Primero fueron a hablar con Tito el tucán, famoso por su gran pico y su aguda vista desde lo alto de los árboles.

"Tito, ¿tienes alguna idea de cómo podríamos quitar ese árbol del camino?" -preguntó Martín. "¡Claro que sí! Podemos llamar a Roberto el elefante. Con su fuerza seguro puede ayudarnos" -sugirió Tito. Así que Martín y Lola fueron en busca de Roberto.

El elefante escuchó atentamente su problema y sin dudarlo un segundo se acercó al árbol caído. Con un poderoso empujón logró moverlo lo suficiente para abrir paso hacia el río nuevamente.

Los animales celebraron emocionados y agradecieron a Roberto por su valiosa ayuda. A partir de ese día, Martín aprendió la importancia de trabajar en equipo y pedir ayuda cuando lo necesitaba. Siempre recordaba que juntos podían superar cualquier obstáculo en su camino.

Y así, entre risas y aventuras, Martín y Lola continuaron explorando la selva de San José del Guaviare junto a sus nuevos amigos. Cada día era una nueva oportunidad para aprender algo nuevo y disfrutar de la belleza natural que los rodeaba.

Y colorín colorado este cuento infantil ha terminado ¡Qué divertido es aprender a colaborar con nuestros amigos!

FIN.

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