Martín y los Guardianes del Planeta



Había una vez un hombre llamado Martín que vivía en una ciudad muy grande. Martín era un ciudadano que no cuidaba el planeta, tiraba basura en la calle, desperdiciaba agua y energía, y no reciclaba sus residuos.

No le importaba el medio ambiente ni las consecuencias de sus acciones. Un día, mientras caminaba por la plaza principal de la ciudad, Martín vio a un grupo de niños limpiando el parque y plantando árboles.

Se acercó curioso y les preguntó:- ¿Qué están haciendo chicos? - Estamos cuidando nuestro planeta -respondió uno de los niños-. Es importante mantener limpio el parque para que todos podamos disfrutarlo.

Martín se sintió avergonzado al darse cuenta de que los niños estaban haciendo algo que él nunca había hecho. Esa noche, antes de dormir, Martín pensó en todas las veces que había contaminado sin pensar en las consecuencias.

Se prometió a sí mismo cambiar su actitud y empezar a cuidar el planeta. Al día siguiente, Martín se levantó temprano y fue al supermercado a comprar bolsas reutilizables para dejar de usar bolsas plásticas.

Luego instaló luces LED en su casa para ahorrar energía y comenzó a separar sus residuos para reciclarlos correctamente. Poco a poco, Martín fue tomando conciencia de la importancia de cuidar el planeta y enseñó a otros vecinos sobre pequeñas acciones diarias que podían hacer la diferencia.

Plantaron árboles en la plaza, limpiaron las calles y promovieron el uso responsable del agua. Un año después, la ciudad donde vivía Martín se había transformado completamente.

Ya no había basura en las calles, se habían creado espacios verdes con árboles frondosos y el aire era más puro. Todo gracias al cambio de actitud de Martín y sus vecinos.

Finalmente, en una tarde soleada, los mismos niños que habían inspirado a Martín lo llevaron al parque para mostrarle un mural gigante que habían pintado con mensajes sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. - ¡Gracias por enseñarnos a todos cómo cuidar nuestro planeta! -dijeron los niños emocionados. Martín sintió una gran alegría en su corazón al ver todo lo que habían logrado juntos.

A partir de ese día, se convirtió en un defensor activo del medio ambiente y siempre recordaba aquella lección: cada pequeña acción cuenta cuando se trata de cuidar nuestro hogar: La Tierra.

FIN.

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