Martina en el campo de los abuelos


Martina se despertó temprano en la mañana con una sonrisa en su rostro. Sabía que hoy era el día en que iría al campo de la Abuela Alicia y el abuelo Juanito.

Se vistió rápidamente y corrió hacia la cocina donde sus padres ya estaban preparando todo para el viaje. "Mamá, papá, ¿ya estamos listos?" preguntó Martina emocionada. "Sí, hija. Ya tenemos todo listo", respondió su mamá mientras le daba un beso en la frente.

Martina saltaba de alegría mientras subían al auto y se dirigían hacia el campo. Cuando llegaron a la casa de los abuelos, Martina salió corriendo del auto hacia el patio trasero donde había muchos árboles frutales y animales.

"¡Abuela! ¡Abuelo!" gritó Martina mientras corría hacia ellos. "¡Hola mi amor! ¿Cómo estás?", dijo la Abuela Alicia mientras le daba un fuerte abrazo a su nieta.

"Hola mi princesita", dijo el Abuelo Juanito mientras le daba un beso en la mejilla. Martina estaba muy emocionada por ver a todos los animales del campo. Corrió hacia las gallinas y comenzó a darles de comer maíz amarillo que había traído especialmente para ellas.

Luego fue a ver a los pollitos recién nacidos que habían nacido esa misma semana y les dio agua fresca para beber. Mientras caminaban por los campos, Martina vio una flor hermosa con colores brillantes.

Quería cortarla para regalarle a su mamá como sorpresa, pero la Abuela Alicia le dijo que no debía cortar las flores porque si lo hacía, no volverían a crecer. "Lo mejor es dejarlas donde están y disfrutar su belleza", dijo la Abuela Alicia. Martina entendió el mensaje de su abuela.

Aprendió que debemos cuidar la naturaleza y respetarla para poder seguir disfrutando de ella. Mientras se preparaban para regresar a casa, Martina estaba muy feliz por todo lo que había aprendido ese día en el campo.

Sabía que siempre recordaría ese día especial con sus abuelos y todos los animales del campo. "Gracias Abuela Alicia y Abuelo Juanito por enseñarme tantas cosas hermosas sobre la naturaleza", dijo Martina mientras los abrazaba fuertemente antes de partir hacia casa.

Y así, Martina aprendió una gran lección sobre cómo cuidar nuestro planeta y respetar a todas las criaturas vivas que lo habitan.

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