Martina en la Ciudad de las Sorpresas


Había una vez una niña llamada Martina que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y animales. Martina siempre había soñado con conocer la ciudad, ya que solo veía fotos en los libros de la escuela.

Un día, su abuelita le dijo que la llevaría a visitarla para celebrar su cumpleaños. Martina estaba emocionada y no podía esperar para ver todo lo que tanto ansiaba.

Cuando llegaron a la ciudad, sus ojos se abrieron como platos al ver los altos edificios, las luces brillantes y el bullicio de la gente. Todo le parecía tan diferente a lo que estaba acostumbrada en su tranquilo pueblo.

-¡Abuelita, esto es increíble! ¡Nunca imaginé que la ciudad fuera tan grande y hermosa! -exclamó Martina emocionada. Su abuelita sonrió y le tomó la mano para empezar a recorrer las calles.

Pasaron por parques llenos de árboles y flores, vieron artistas callejeros haciendo malabares y escucharon música en cada esquina. De repente, Martina vio a un grupo de niños jugando fútbol en un parque cercano. Se acercó timidamente y les preguntó si podía unirse a ellos.

Los niños aceptaron encantados y pronto Martina estaba corriendo detrás de la pelota con una gran sonrisa en el rostro. -¡Eres muy buena jugando! -le dijo uno de los niños mientras compartían risas y se divertían juntos.

Después de jugar un rato, su abuelita les compró helados para refrescarse del calor del mediodía. Mientras caminaban por las calles, pasaron frente a una biblioteca enorme con libros apilados hasta el techo. -¿Quieres entrar? -preguntó su abuelita. -Sí, por favor -respondió Martina emocionada.

Dentro de la biblioteca, Martina descubrió un mundo nuevo lleno de historias fantásticas e increíbles aventuras. Pasó horas leyendo cuentos sobre princesas valientes, piratas temerarios y animales parlanchines. Al salir de la biblioteca, ya atardeciendo, Martina miraba maravillada las luces brillantes que iluminaban la ciudad.

Se sentía feliz de haber vivido tantas experiencias nuevas en ese día especial. -Abuelita, ¿podemos volver otro día? -preguntó Martina con ojos brillantes. -Sí, mi niña. Siempre que quieras venir aquí estaremos listas para explorar juntas -respondió su abuelita cariñosamente.

Y así fue como Martina descubrió que aunque venimos de lugares diferentes podemos disfrutar juntos las maravillas del mundo.

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