Martina, la astronauta estelar
Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, una niña llamada Martina. Desde muy pequeña, Martina soñaba con ser astronauta y viajar por el espacio descubriendo nuevos planetas y estrellas.
Desde que tenía cuatro años, Martina le pedía a sus padres libros sobre el universo y se pasaba horas observando las estrellas en las noches despejadas. Siempre estaba investigando sobre la NASA y los diferentes tipos de cohetes espaciales que existían.
Un día, mientras Martina jugaba en el parque con su mejor amigo Tomás, vieron a lo lejos un globo aerostático que volaba muy alto en el cielo.
Martina quedó maravillada con la idea de poder volar tan alto como aquel globo y decidió que algún día construiría su propio cohete para llegar hasta las estrellas. "¡Tomás, imagínate si pudiéramos viajar juntos al espacio! Seríamos los mejores astronautas del mundo", dijo Martina emocionada.
Tomás sonrió y le respondió: "¡Claro que sí, Martina! Tú eres capaz de lograr todo lo que te propongas". A partir de ese día, Martina comenzó a estudiar aún más duro en la escuela.
Se esforzaba en todas las materias, especialmente en matemáticas y ciencias, sabiendo que esos conocimientos serían fundamentales para cumplir su sueño de llegar al espacio. Con el paso de los años, Martina se destacó tanto en sus estudios que fue seleccionada para representar a su escuela en una competencia nacional de ciencias.
Tenía la oportunidad de demostrar todo lo que había aprendido y ganar una beca para estudiar ingeniería aeroespacial. El día de la competencia llegó y Martina estaba nerviosa pero emocionada.
Se enfrentaría a otros estudiantes brillantes de todo el país, pero ella sabía que estaba preparada para dar lo mejor de sí misma. Después de varias pruebas difíciles y desafiantes, llegó el momento del veredicto final. El jurado anunció que la ganadora era...
¡Martina! Había impresionado a todos con sus conocimientos y su pasión por la ciencia. "¡Lo lograste, Marti! ¡Eres una genia!" exclamó Tomás abrazándola fuertemente. Martina recibió la beca para estudiar ingeniería aeroespacial y se graduó con honores.
Finalmente, después de muchos años de arduo trabajo e investigación, logró construir su propio cohete espacial. Una noche despejada como aquella del parque donde soñaba con volar alto junto a Tomás, Martina abordó su cohete y despegó hacia el espacio exterior.
Durante su increíble viaje intergaláctico descubrió planetas desconocidos y vivió aventuras inimaginables. Al regresar a la Tierra convertida en toda una astronauta reconocida mundialmente, compartió su historia con niños y niñas inspirándolos a seguir sus sueños sin importar lo imposible que parezcan.
Y así fue como Martina demostró que con esfuerzo, dedicación y valentía ¡todo es posible! Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca dejéis de soñar!
FIN.