En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivían muchos niños y niñas que soñaban con ser grandes profesionales cuando fueran mayores.
Había quienes querían ser médicos, maestros, bomberos, artistas y hasta astronautas.
Pero entre todos ellos destacaba Martina, una niña curiosa y creativa que no podía decidirse por un solo oficio.
Un día, Martina decidió salir a recorrer el pueblo para conocer más sobre los diferentes trabajos que se realizaban allí.
Visitó la panadería de don Manuel, quien le enseñó cómo se horneaban las deliciosas facturas y medialunas.
Luego fue a la carpintería de don Juan, donde aprendió a lijar la madera y a construir muebles hermosos.
-"¡Qué divertido es trabajar en la carpintería!
Me encantaría ser como tú, don Juan", exclamó Martina emocionada.
-"Es importante encontrar lo que te apasiona, Martina.
Así podrás ser feliz haciendo tu trabajo todos los días", respondió don Juan sonriendo.
Después de su visita a la carpintería, Martina decidió ir al hospital para conocer más sobre el trabajo de los médicos y enfermeras.
Allí conoció a la doctora Valeria, quien le mostró cómo cuidar a los pacientes y curar sus enfermedades.
-"¡Wow!
Ser doctora debe ser increíble.
Ayudar a las personas a sentirse mejor es muy importante", dijo Martina admirada.
-"Así es, Martina.
Cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en la sociedad, sin importar cuál sea nuestro oficio o profesión", explicó la doctora Valeria con cariño.
Martina continuó explorando el pueblo y visitando diferentes lugares: la escuela donde conocía a la maestra Laura, el estudio de pintura del artista Pablo y finalmente llegó al cuartel de bomberos donde conoció al valiente capitán Marcos.
-"Ser bombero implica mucha responsabilidad y coraje.
Es un trabajo admirable!
", expresó Martina impresionada por todo lo que había visto ese día.
Al caer la tarde, Martina regresó a su casa llena de ideas e inspiración.
Había descubierto tantas cosas maravillosas sobre los diferentes oficios y profesiones que ahora no sabía cuál elegir para su futuro.
Fue entonces cuando recordó las palabras sabias de don Juan:-"Es importante encontrar lo que te apasiona".
Y así lo hizo: decidió combinar todas sus pasiones en una sola carrera profesional.
Estudió arquitectura para diseñar casas seguras como las construidas por don Juan; medicina para ayudar a sanar como la doctora Valeria; educación para compartir conocimientos como la maestra Laura; arte para expresarse libremente como el pintor Pablo; y valentía para enfrentar cualquier desafío como el capitán Marcos.
Con mucho esfuerzo y dedicación logró convertirse en una arquitecta solidaria que construía hogares seguros para familias necesitadas; una médica comprometida que brindaba atención gratuita en zonas rurales; una docente creativa que enseñaba arte e historia en escuelas públicas; una artista reconocida cuyas obras inspiraban esperanza en hospitales infantiles; y una voluntaria bombero que salvaba vidas en situaciones de emergencia.
Martina demostró que no hay límites cuando se trata de perseguir nuestros sueños y vocaciones.
Y así se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo, inspirándolos a seguir sus corazones sin miedo al fracaso ni al qué dirán.