Martina va al baño sola



Había una vez una niña llamada Martina, que tenía cuatro años y aún no sabía ir al baño sola. Siempre dependía de su mamá para cambiarle el pañal o llevarla al inodoro.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, Martina se dio cuenta de que todos ellos iban al baño solos y ella era la única que no podía hacerlo. Se sintió triste y avergonzada.

Esa noche, durante la cena, Martina decidió pedirle ayuda a su mamá para aprender a ir al baño sola. Su mamá le explicó cómo funcionaba el proceso y le prometió ayudarla en todo lo que necesitara. Los primeros días fueron difíciles para Martina.

Se sentía incómoda e insegura en el inodoro y seguía teniendo accidentes. Pero su mamá nunca perdió la paciencia y siempre la animaba a seguir intentándolo. "No te preocupes si te equivocas, Martina", le decía su mamá.

"Lo importante es que sigas practicando hasta lograrlo". Poco a poco, gracias a la perseverancia de Martina y el apoyo de su mamá, las cosas empezaron a mejorar.

La niña comenzó a sentirse más cómoda en el baño y aprendió a reconocer cuándo tenía ganas de hacer pis o caca. Un día, cuando estaba jugando con sus amigos en el parque nuevamente, Martina sintió esa sensación familiar en su cuerpo.

Sin pensarlo dos veces corrió hacia los baños del parque sin pedir ayuda a nadie. Cuando salió del baño felizmente victoriosa, sus amigos la aplaudieron y le felicitaron por haberlo logrado. "¡Bien hecho, Martina!", exclamó su mejor amiga. "Ahora eres una niña grande e independiente".

Martina sonrió orgullosa de sí misma y se sintió más segura que nunca. Había aprendido una lección muy importante: que con paciencia, perseverancia y el apoyo de las personas que te quieren, cualquier cosa es posible.

Desde ese día en adelante, Martina no dependió más de los pañales ni de nadie para ir al baño. Y cada vez que lo hacía sola, se sentía más fuerte y confiada en sí misma.

FIN.

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