Martina y el amor sin miedo



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una chica llamada Martina. Martina era una joven alegre y soñadora, pero tenía un problema: estaba enamorada de Juan, el chico más popular del colegio.

Desde que lo conoció en la primaria, no podía dejar de pensar en él. Martina pasaba sus días dibujando corazones con sus nombres y escribiendo cartas de amor que nunca se atrevía a entregar.

Sus amigas le decían que debía hablar con Juan y contarle lo que sentía, pero ella era muy tímida y siempre encontraba una excusa para no hacerlo. Un día, mientras caminaba por el parque pensando en Juan, Martina se encontró con Doña Rosa, una anciana sabia del pueblo.

Doña Rosa notó la tristeza en los ojos de Martina y decidió ayudarla. "¿Qué te sucede, querida Martina?", preguntó Doña Rosa con ternura.

Martina le contó sobre su amor por Juan y cómo no podía dejar de pensar en él. Doña Rosa escuchó atentamente y luego le dijo:"Querida Martina, el amor es hermoso pero también puede ser complicado. A veces debemos tomar valentía y enfrentar nuestros miedos para lograr lo que deseamos".

Martina reflexionó sobre las palabras de Doña Rosa y decidió seguir su consejo. Esa misma tarde reunió coraje y fue a buscar a Juan al parque donde solían jugar de niños. "Juan, necesito decirte algo importante", comenzó Martina nerviosa.

Juan la miró sorprendido y esperó a escuchar lo que tenía que decir. "Desde hace mucho tiempo siento algo especial por ti. No puedo dejar de pensar en ti ni un solo día", confesó Martina con sinceridad.

Juan sonrió ante las palabras de Martina y le respondió:"Martina, yo también siento algo por ti desde hace tiempo. Siempre me has parecido una chica increíble". Martina sintió como si estuviera volando de felicidad.

Haber superado su miedo le había traído la mayor alegría que jamás había sentido. Desde ese día, Martina y Juan comenzaron a salir juntos y descubrieron lo bonito que era compartir sus sentimientos mutuos.

Así, Martina aprendió que enfrentar los miedos vale la pena cuando se trata del amor verdadero. Y gracias a la ayuda de Doña Rosa comprendió que la valentía reside dentro de cada uno; solo hace falta un empujoncito para sacarla a relucir.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda: ¡nunca temas expresar tus sentimientos!

FIN.

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