Martina y el Bosque de Amor Propio



Había una vez una niña llamada Martina, quien siempre se sentía insegura por el color de su piel. Ella tenía un tono más oscuro que sus compañeros de clase y eso la hacía sentir diferente.

Aunque todos le decían que era hermosa tal como era, Martina no lograba creerlo. Un día, mientras jugaba en el parque, Martina conoció a un hada muy especial llamada Estrella.

Estrella podía leer los pensamientos de las personas y notó la tristeza que había en el corazón de Martina. Decidió acercarse a ella y preguntarle qué le pasaba. "Hola, pequeña. Me llamo Estrella ¿Cómo te llamas tú?"- dijo el hada con una sonrisa.

Martina levantó tímidamente la mirada y respondió: "Me llamo Martina"-. "¿Qué te pasa, Martina? He notado que estás muy triste"- preguntó Estrella preocupada. Martina suspiró y confesó: "Siempre me siento mal por mi color de piel.

Todos mis amigos tienen un tono más claro y yo me siento diferente"-. Estrella tomó la mano de Martina cariñosamente y le dijo: "Martina, cada uno es único en su propia manera. Tu color de piel no define quién eres como persona ni tu belleza interior.

Eres maravillosa tal como eres". Martina sonrió tímidamente pero aún tenía dudas en su mente. Fue entonces cuando Estrella tuvo una idea brillante para ayudarla a comprender mejor lo importante que era amarse a sí misma.

El hada llevó a Martina al Bosque Encantado, un lugar mágico lleno de criaturas maravillosas. Allí, encontraron a una tortuga llamada Tito que tenía un caparazón muy brillante y colorido. "¡Hola, Tito! ¿Podrías ayudarnos con algo?"- preguntó Estrella.

La tortuga asintió y escuchó atentamente lo que Martina le contaba. Entonces, decidió compartir su propia historia: "Martina, cuando era más joven también me sentía inseguro por mi caparazón.

Pensaba que no era tan bonito como el de los demás animales del bosque. Pero un día comprendí que mi caparazón es único y especial, al igual que tu color de piel".

Martina se sorprendió al escuchar la historia de Tito y poco a poco comenzó a entender el mensaje que Estrella quería transmitirle. En su camino de regreso a casa, Martina se encontró con otros animales del bosque: una mariposa con alas multicolores, un pájaro cantor con plumas brillantes y una flor muy hermosa pero diferente a las demás.

Todos ellos tenían algo en común: eran únicos en su apariencia y eso los hacía especiales. Cuando llegaron a casa, Martina corrió hacia su mamá para contarle todo lo ocurrido durante ese día mágico en el Bosque Encantado.

Su mamá la abrazó fuerte y le dijo: "Martina, recuerda siempre que eres hermosa tanto por dentro como por fuera. Tu color de piel es parte de ti y te hace especial".

Desde ese día, Martina comenzó a aceptarse tal como era y a amar su color de piel. Se dio cuenta de que lo más importante no era cómo se veía por fuera, sino cómo se sentía en su corazón.

Y así, Martina aprendió una valiosa lección: que la verdadera belleza radica en amarse uno mismo y aceptarse tal como es.

Con el amor y apoyo de su mamá, Martina creció siendo una niña llena de confianza y con un corazón hermoso que iluminaba cada lugar al que iba.

FIN.

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