Martina y el dragón amoroso



Había una vez en la ciudad de Fantasía, un lugar mágico donde los sueños se volvían realidad y las aventuras nunca terminaban. En medio de la plaza principal, se encontraba una puerta muy especial.

Esta puerta no llevaba a ningún lugar común, sino que era un portal hacia diferentes mundos llenos de color y magia. Un día, Martina, una niña curiosa y valiente, descubrió la puerta mientras paseaba por la ciudad.

Intrigada por lo que podría haber al otro lado, decidió cruzarla sin dudarlo. Al hacerlo, se encontró en un bosque encantado lleno de hadas y duendes. "¡Qué hermoso lugar!" -exclamó Martina maravillada.

Las hadas y duendes se acercaron a ella con curiosidad, intrigados por la presencia de una humana en su mundo. Le explicaron que la puerta solo se abría para aquellos con un corazón puro y deseos sinceros de explorar nuevos horizontes.

"¿Puedo quedarme un rato y jugar con ustedes?" -preguntó Martina emocionada. Las criaturas mágicas asintieron felices y juntos pasaron horas jugando, riendo y compartiendo historias fantásticas. Martina aprendió mucho sobre el valor de la amistad, el respeto por la naturaleza y la importancia de creer en uno mismo.

De repente, un dragón gigante apareció en el cielo oscureciendo todo a su paso. Las hadas temblaban de miedo mientras los duendes buscaban refugio. "¡No teman! ¡Yo me encargaré del dragón!" -exclamó Martina decidida.

Con valentía en su corazón, Martina enfrentó al feroz dragón usando su ingenio y bondad como armas. Logró calmar al dragón haciéndole ver que no eran enemigos sino amigos potenciales.

El dragón entendió el mensaje de amor y paz que transmitía Martina e incluso comenzó a jugar con las hadas y duendes. Al atardecer, cuando el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas lejanas, la puerta volvió a aparecer ante Martina indicándole que era hora de regresar a casa.

"Gracias por esta increíble aventura" -dijo Martina despidiéndose de sus nuevos amigos mágicos-. "Nunca olvidaré este día".

Y así, con el corazón lleno de alegría y enseñanzas valiosas, Martina cruzó nuevamente la puerta hacia su mundo cotidiano pero llevando consigo recuerdos inolvidables e inspiradores que guardaría para siempre en su corazón. Y cada vez que necesitara un poco de magia o valentía recordaría aquel día en el bosque encantado donde descubrió el verdadero poder del amor y la amistad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!