Martina y el misterio del lago



Martina era una niña mapuche alegre y curiosa que vivía con sus queridos abuelos en una pequeña comunidad cercana a un hermoso lago en la región de la Araucanía. Desde muy pequeña, Martina había demostrado un gran amor por la naturaleza, los animales y el canto. Le encantaba pasear por el bosque, escuchar el canto de los pájaros, y entonar melodías inspiradas en la belleza que la rodeaba. Pero lo que más le gustaba era nadar en el lago cristalino que brillaba bajo el sol.

Un día, mientras Martina cantaba alegremente junto al lago, escuchó un ruido misterioso proveniente de las profundidades del agua. Intrigada, decidió contarle a sus abuelos sobre el extraño sonido. -Abuelita, abuelito, hoy mientras cantaba junto al lago, escuché un ruido extraño. Parecía como si alguien o algo estuviera necesitando ayuda. ¿Podemos investigar qué sucede? -dijo Martina con ojos llenos de curiosidad.

Los abuelos de Martina, sabios y amorosos, asintieron con una sonrisa y decidieron acompañar a su nieta en la búsqueda del misterio. Los tres se adentraron en el bosque y llegaron a la orilla del lago. Martina, sin dudarlo, se sumergió en el agua y nadó hasta el fondo. Allí, entre la vegetación acuática, descubrió a un pequeño pez plateado atrapado entre unas ramas. Con delicadeza, lo liberó y lo llevó a la superficie.

Al regresar a la orilla, el pez plateado, que en realidad era un espíritu del lago, le agradeció a Martina con una voz cristalina y le otorgó el don de entender y comunicarse con los animales. A partir de ese día, Martina y sus abuelos se convirtieron en guardianes del lago, velando por la armonía y el equilibrio de la naturaleza.

Desde entonces, Martina no solo cantaba con los pájaros, sino que también entonaba canciones con los peces del lago y ayudaba a los animales heridos o perdidos. Su conexión especial con la naturaleza la convirtió en un ejemplo para su comunidad, inspirando a otros a respetar y cuidar el mundo que los rodeaba.

FIN.

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