Martina y el secreto de las verduras


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Dulzura, una niña llamada Martina. Martina era conocida por ser la más golosa de todo el lugar.

Todos los días se deleitaba con gomitas, chocolates, caramelos y todo tipo de golosinas que pudieran existir. Un día, mientras Martina disfrutaba de un enorme helado de dulce de leche con chispas de chocolate, sintió un fuerte dolor en uno de sus dientes.

Al principio pensó que era solo un pequeño malestar pasajero, pero el dolor persistió y se convirtió en algo insoportable. Martina fue corriendo a la casa de la abuela Rosa, quien era muy sabia y conocía muchos remedios caseros.

La abuela Rosa examinó a Martina y descubrió que tenía una caries muy profunda debido al exceso de golosinas que consumía a diario. "Ay, querida Martina. Este dolor es causado por las golosinas que tanto te gustan.

Debes tener cuidado con lo que comes", dijo la abuela Rosa con preocupación. Martina estaba asustada y arrepentida por no haber escuchado antes los consejos sobre una alimentación saludable. La abuela Rosa le explicó lo importante que era comer verduras y frutas para mantenerse sana y fuerte.

"Pero abuela, ¡yo detesto las verduras! No me gustan para nada", respondió Martina con tristeza. La abuela Rosa sonrió con ternura y le dijo: "Querida Martina, a veces debemos probar cosas nuevas para descubrir lo maravilloso que pueden llegar a ser.

Te prometo que si empiezas a comer verduras, tu cuerpo te lo agradecerá". Martina decidió seguir el consejo de su abuela y comenzó a incorporar verduras en sus comidas diarias.

Al principio le costaba acostumbrarse al nuevo sabor, pero poco a poco fue descubriendo lo deliciosas y beneficiosas que eran para su salud. Con el tiempo, Martina notó cómo su energía aumentaba, su piel lucía más radiante y ya no tenía dolores estomacales como antes.

Además, visitó al dentista quien pudo curar su caries gracias a sus nuevos hábitos alimenticios. "Abuela Rosa, gracias por enseñarme la importancia de cuidar mi cuerpo desde adentro. Ahora sé que las verduras son mis amigas", expresó Martina emocionada.

La abuela Rosa le dedicó una tierna sonrisa y le dijo: "Recuerda siempre querida Martina, nuestro cuerpo es como un tesoro que debemos cuidar con amor y respeto".

Desde ese día, Martina se convirtió en un ejemplo para todos en Villa Dulzura al demostrar cómo superando sus miedos e incorporando hábitos saludables podía vivir una vida plena y feliz. Y colorín colorado este cuento ha terminado con un final lleno de aprendizaje y alegría.

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