Martina y el secreto del hombre lobo



En un pueblo grande rodeado de un espeso bosque, vivía Martina, una nena valiente y curiosa que siempre estaba en busca de aventuras.

Desde pequeña había escuchado historias sobre el temible hombre lobo que merodeaba por el bosque, sembrando el miedo entre los habitantes del pueblo. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, Martina escuchó a lo lejos aullidos escalofriantes que provenían del bosque.

Sin dudarlo un segundo, decidió adentrarse en él para descubrir de una vez por todas si las leyendas sobre el hombre lobo eran ciertas. El bosque era frondoso y oscuro, pero Martina caminaba con paso firme y decidido.

De repente, entre los árboles pudo ver dos brillantes ojos amarillos que la observaban fijamente. Era el hombre lobo, con su pelaje grisáceo y sus afilados colmillos. Martina sintió miedo en un primer momento, pero recordó lo valiente que era y decidió hablarle al hombre lobo.

"Hola" , dijo Martina con voz temblorosa pero firme. El hombre lobo la miró sorprendido. Nunca antes alguien se le había acercado sin gritar o salir corriendo. "¿Por qué no me temes como los demás?", preguntó el hombre lobo con voz ronca.

"Porque creo que todos merecen una oportunidad", respondió Martina con sinceridad. El hombre lobo bajó la mirada, reflexivo. Nadie nunca le había hablado de esa manera ni le había mostrado compasión.

Martina aprovechó ese momento para entablar conversación con él y descubrió que detrás de aquella apariencia temible se escondía un ser solitario y triste.

El hombre lobo contó a Martina cómo se había convertido en lo que era debido a una maldición ancestral, y cómo anhelaba encontrar la forma de romperla para poder ser libre nuevamente. La valiente niña decidió ayudar al hombre lobo en su búsqueda de la libertad.

Juntos recorrieron el bosque enfrentando peligros y desafíos hasta llegar a una antigua cueva donde según las leyendas podrían encontrar la respuesta a la maldición.

Allí dentro hallaron un viejo libro empolvado que revelaba el secreto para romper la maldición del hombre lobo: un acto de verdadero amor y valentía por parte de alguien dispuesto a arriesgarlo todo por él. Martina entendió entonces cuál era su misión: debía demostrarle al mundo entero que aquel ser temible también tenía sentimientos y anhelos como cualquier otro ser vivo.

Con determinación e ingenio ideó un plan para presentar al hombre lobo ante los habitantes del pueblo sin provocar pánico ni rechazo. La noche siguiente, durante la celebración anual del pueblo, Martina guió al hombre lobo hasta la plaza central donde todos estaban reunidos expectantes.

Con voz clara y segura les contó la historia del hombre lobo, su soledad y su deseo de redimirse.

"Les pido un acto de verdadero amor y valentía: darle una oportunidad al diferente, aceptarlo tal como es y ayudarlo a encontrar su lugar en este mundo", exclamó Martina frente a todos. Los habitantes del pueblo se miraron entre sí sorprendidos por las palabras de la valiente niña. Algunos murmuraban incrédulos mientras otros reflexionaban sobre lo dicho.

Finalmente, uno tras otro comenzaron a acercarse al hombre lobo tendiéndole sus manos en señal de paz y solidaridad. El ambiente tenso se fue transformando poco a poco en uno cálido lleno de esperanza y comprensión hacia aquel ser incomprendido durante tanto tiempo.

El corazón del hombre lobo latía emocionado al sentir finalmente el calor humano después de tantas lunas solitarias bajo su maldición.

Martina sonreía orgullosa sabiendo que había logrado cambiar no solo la vida del hombre lobo sino también la percepción de toda una comunidad hacia lo desconocido e inusual.

Desde ese día en adelante el pueblo grande ya no tuvo miedo del bosque ni tampoco del —"temible"  Hombre Lobo quien ahora formaba parte activa dentro del mismo ayudando siempre cuando alguien necesitase ayuda porque aunque pueda haber cosas diferentes siempre hay bondad dentro ellas. /

FIN.

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