Martina y Joaquín en Cancún



Era un soleado día de verano cuando Martina decidió que quería ir a un viaje a Cancún con su mejor amigo Joaquín. Habían estado hablando de esto durante semanas, planeando cada rincón y cada actividad que querían hacer. Joaquín, emocionado, le dijo a su mamá sobre el plan.

"¡Mamá! Martina y yo queremos ir a Cancún. ¿Podemos?"

"Claro, Joaquín. Olvidate de lo que pasa en casa y disfruta. Es un viaje muy divertido".

Martina, sin embargo, se preocupaba un poco porque sabía que su mamá era muy estricta con los estudios. Cuando decidió hablar con su mamá, la respuesta no fue la que esperaba.

"Pero mamá, ¡es solo un viaje de vacaciones!"

"Martina, aún tienes clases y creo que tienes que concentrarte en tus responsabilidades primero".

Aunque la decepción la invadió, Martina no se dio por vencida. Sabía que las vacaciones estaban a solo una semana y decidió hablar nuevamente con su mamá.

"Por favor, mamita, las clases se están por terminar y es nuestra única oportunidad de disfrutar antes del inicio del siguiente ciclo. Podemos hacer un repaso de lo que aprendí en estas vacaciones".

Después de pensarlo, la mamá de Martina finalmente cedió.

"Está bien, querida. Solo una semana, y debes prometerme que harás tus tareas antes de irte".

"¡Prometido!".

Y así, con una gran sonrisa y un corazón lleno de alegría, Martina se preparó para el viaje a Cancún. Joaquín estaba que saltaba de felicidad cuando le contó la noticia.

"¡Sos la mejor, Marti! Nos espera la aventura".

Ambos amigos empacaron sus maletas, llenas de ropa de baño, gorras y, por supuesto, un buen libro para leer en la playa. Al llegar a Cancún, la belleza del lugar los dejó sin palabras. El mar azul, la arena blanca y el sol brillante les prometieron días de diversión.

Un día, mientras exploraban, encontraron un parque de aventuras. Quisieron probar la tirolesa que cruzaba sobre un río.

"¡Dale, vamos! No puedo esperar más" dijo Joaquín.

"Un momento, Joaquín. ¿Y si es muy peligroso?" respondió Martina con un poco de miedo.

Joaquín la animó.

"¡Vamos! Es parte de la aventura. ¡Si no lo probamos, nunca lo sabremos!"

"Está bien... pero no me sueltes la mano" agregó Martina, nerviosa.

Ambos subieron y, cuando llegó su turno, la adrenalina subió. Al momento de lanzarse, Martina gritó de emoción.

"¡Esto es increíble!"

Cuando llegaron al otro lado, se sintieron valientes y felices de haber enfrentado su miedo juntos. Después de algunas más aventuras, decidieron un día de relax total en la playa.

Mientras estaban sentados en la arena, se dieron cuenta de que habían hecho un gran equipo y habían superado sus miedos juntos.

"Definitivamente, tenemos que hacer esto todos los años" dijo Joaquín.

"Sí, pero la próxima vez yo elijo la aventura" respondió Martina riendo.

El viaje a Cancún no solo fue divertido, sino que también los ayudó a aprender sobre la importancia de la amistad, el coraje y enfrentar nuevos desafíos. Cuando volvieron a casa, se dieron cuenta de que además de disfrutar de la playa y las aventuras, habían fortalecido su vínculo.

"Mamá, te prometo que estudiaré y que será difícil, pero estoy lista para la próxima aventura" declaró Martina con una sonrisa.

"Bien, querida. Recuerda siempre que todas las experiencias cuentan y a veces hay que salir de la zona de confort".

Y así, con el corazón lleno de recuerdos y experiencias, Martina y Joaquín volvieron a casa, pensando ya en su próximo viaje juntos.

FIN.

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