Martina y la ciudad de los valores


En la hermosa ciudad de Ciudad Feliz, vivían muchos niños y niñas que jugaban juntos en los parques, iban a la escuela y se divertían en las plazas.

Todos ellos tenían derechos: el derecho a jugar, a aprender, a ser felices y a ser respetados. En una de las calles de Ciudad Feliz vivía Martina, una niña muy curiosa y amigable que siempre estaba pendiente de sus vecinos y amigos.

Un día, mientras paseaba por la plaza principal, vio a un grupo de niños discutiendo cerca del tobogán. Se acercó para ver qué sucedía. - ¿Qué pasa chicos? -preguntó Martina con curiosidad.

- Estamos discutiendo sobre quién tiene más derecho a usar el tobogán primero -respondió Lucas, uno de los niños. Martina recordó lo importante que era respetar los derechos de los demás y les dijo:- En realidad, todos tienen derecho a disfrutar del tobogán. Podemos turnarnos para que todos tengan la oportunidad de jugar.

Los niños asintieron con alegría y comenzaron a organizarse para compartir el tobogán. Martina se sintió feliz al ver cómo habían resuelto el problema con respeto y solidaridad.

Poco después, mientras caminaba por el barrio, Martina escuchó llantos provenientes de una casa cercana. Se acercó corriendo y vio a Sofía, una niña pequeña que estaba sentada en la vereda con cara triste. - ¿Qué te pasa Sofía? -preguntó Martina preocupada.

- Es mi cumpleaños y mis papás no pudieron comprarme una torta porque están pasando por un momento difícil -respondió Sofía entre sollozos. Martina entendió que las necesidades básicas también eran parte de los derechos fundamentales de cada persona.

Sin dudarlo, corrió hasta su casa y volvió con una caja llena de muffins caseros que había preparado con su mamá. - ¡Feliz cumpleaños Sofía! Espero que disfrutes estos muffins tanto como yo disfruté haciéndolos para ti -dijo Martina con una sonrisa sincera.

Sofía se secó las lágrimas y aceptó gustosa el regalo. Juntas compartieron los muffins en la vereda mientras reían y charlaban animadamente. La felicidad volvió al rostro de Sofía gracias al gesto generoso de Martina.

Esa noche, cuando Martina se acostó en su cama pensando en todo lo ocurrido durante el día, comprendió lo importante que era respetar los derechos de todos, ayudar a quienes más lo necesitaban y buscar soluciones pacíficas ante los conflictos.

Sabía que Ciudad Feliz era un lugar especial donde cada niño podía crecer felizmente si aprendían juntos a valorar lo verdaderamente importante: vivir en armonía respetando los derechos propios y los de los demás.

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