Martina y la estatua robada



Había una vez una niña llamada Martina que vivía en Madrid y era muy curiosa.

Un día, mientras paseaba por el parque con su amiga la ardilla, se encontraron con un cartel que decía: "¡Se busca al ladrón de la estatua del parque!". Martina sabía que ella y su amiga podían ayudar a resolver el misterio, así que empezaron a investigar. Primero preguntaron a los vecinos cercanos si habían visto algo extraño la noche anterior.

Uno de ellos les dijo que había escuchado ruidos sospechosos provenientes del parque. "¡Gracias por la información!", dijo Martina emocionada. Mientras seguían buscando pistas, encontraron un guante en el suelo cerca de donde estaba la estatua robada.

La ardilla lo olfateó y descubrió un rastro de perfume caro. "¡Esto es importante!", exclamó Martina. Decidieron seguir el rastro del perfume hasta llegar a una tienda cercana.

Allí, vieron a una mujer comprando otro frasco del mismo perfume que habían encontrado en el guante. "¿Puede decirnos dónde consiguió ese perfume?", preguntó Martina con valentía. La mujer parecía nerviosa pero finalmente confesó haber robado la estatua porque quería venderla para conseguir dinero para comprar más perfumes caros.

Martina llamó inmediatamente a la policía y entregó toda la información necesaria para resolver el caso. Gracias a su astucia y perseverancia, lograron encontrar al ladrón y recuperar la estatua.

Al final del día, Martina y su amiga la ardilla detective se sintieron muy orgullosas de haber ayudado a resolver el misterio. Aprendieron que no importa cuán pequeños sean, siempre pueden hacer una gran diferencia en su comunidad si trabajan juntos y usan su ingenio.

"¡Hemos salvado el día!", dijo Martina mientras abrazaba a su amiga peluda. La ardilla asintió con la cabeza, feliz de tener una nueva aventura junto a su mejor amiga.

FIN.

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