Martina y la lección en la cocina



Había una vez en una casa muy alegre y acogedora, donde vivía Martina, una niña curiosa y traviesa que siempre estaba dispuesta a aprender cosas nuevas.

Un día, su mamá, Lucía, decidió darle una lección sobre el cuidado en la cocina para evitar accidentes. "Martina, hoy vamos a cocinar juntas pero primero debes saber lo importante que es tener precaución en la cocina para no lastimarte", dijo mamá con tono serio.

Martina asintió con atención mientras su mamá le explicaba las reglas básicas de seguridad en la cocina: cómo usar los cuchillos correctamente, mantener las ollas calientes lejos del borde de la mesa, no tocar los electrodomésticos con las manos mojadas y siempre pedir ayuda a un adulto cuando fuera necesario.

"Recuerda Martina, la cocina puede ser un lugar divertido pero también peligroso si no tenemos cuidado", enfatizó mamá. Esa tarde decidieron preparar juntas unas ricas galletas de chocolate.

Martina estaba emocionada por poner en práctica todo lo que había aprendido. Mientras mezclaban los ingredientes en un bowl grande, mamá le recordaba constantemente las medidas de seguridad.

De repente, el teléfono sonó y mamá se alejó unos minutos para contestar dejando a Martina sola frente a la masa de galletas. La niña sintió una tentación irresistible al ver un frasco brillante de color rojo sobre la mesada. Sin pensarlo dos veces lo abrió y comenzó a jugar con él derramando contenido por todos lados.

Cuando mamá regresó a la cocina se llevó un gran susto al ver el desastre que había hecho Martina. Pero en lugar de regañarla decidió convertir esa situación en otra lección importante.

"Martina, ¿por qué crees que fue peligroso lo que hiciste?". preguntó mamá mirándola fijamente. Martina bajó la cabeza avergonzada y respondió: "Porque jugué con algo sin saber qué era y podría haberme lastimado". Mamá asintió orgullosa: "Exactamente.

En la cocina debemos ser conscientes de todo lo que nos rodea y nunca jugar con objetos desconocidos. Aprendamos de este error juntas". Así, madre e hija limpiaron juntas el desorden y continuaron haciendo las galletas con mucho cuidado y atención.

Al finalizar, ambas disfrutaron de unas deliciosas galletas recién horneadas como premio por haber superado juntas ese pequeño incidente. Desde ese día Martina entendió lo importante que era seguir las reglas de seguridad en la cocina para evitar accidentes innecesarios.

Y cada vez que cocinaban juntas recordaban aquella lección aprendida con amor y paciencia. Y colorín colorado este cuento seguro ha enseñado ¡y disfrutado!

FIN.

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