Martina y su magia creativa



En una pequeña escuela de un barrio humilde, había una niña llamada Martina. Martina era una niña alegre y creativa, pero venía de una familia con pocos recursos.

Muchas veces llegaba al colegio sin desayunar y apenas tenía algo para comer en el almuerzo. En la clase de Martina había otras niñas y niños que no tenían que preocuparse por la comida o la ropa como ella.

A veces se sentía triste al ver a sus compañeros con mochilas nuevas y meriendas deliciosas, mientras ella solo tenía un pedazo de pan con manteca para pasar el día. Un día, durante el recreo, Martina escuchó a algunas compañeras burlándose de su ropa gastada y su lonchera vacía.

Se sintió muy mal y se escondió detrás del patio llorando. Fue entonces cuando apareció la maestra Ana, quien notó su tristeza. "¿Qué te pasa, Martina?", preguntó la maestra Ana con cariño.

Martina le contó lo que estaba pasando y cómo se sentía diferente a los demás por no tener las mismas cosas que ellos. La maestra Ana escuchó atentamente y le dio un abrazo reconfortante. "Martina, todos somos diferentes y especiales a nuestra manera.

No importa cuánto tengamos o qué llevemos puesto, lo importante es ser valientes y luchar por nuestros sueños", dijo la maestra Ana con dulzura. Martina se secó las lágrimas y decidió seguir el consejo de su querida maestra.

Esa misma tarde, en su casa, pensó en cómo podría cambiar su situación. Recordó que en el barrio vendían frutas frescas a buen precio e ideó un plan para conseguir dinero.

Durante los siguientes días, Martina recolectó botellas de plástico para reciclarlas y así obtener algo de dinero extra. También ayudaba a vecinos mayores con tareas sencillas a cambio de unas monedas. Poco a poco fue juntando lo suficiente para comprar frutas y verduras frescas en el mercado.

Con mucho esfuerzo y dedicación, Martina logró llenar su lonchera cada día con alimentos saludables que le daban energía para estudiar y jugar sin problemas.

Sus compañeros comenzaron a notar el cambio en ella: lucía más feliz, activa e incluso más segura de sí misma. Un día, durante el almuerzo en la escuela, Martina compartió parte de sus frutas con sus compañeros. Ellos quedaron sorprendidos por su generosidad y le preguntaron cómo lo había logrado.

"Si uno quiere algo realmente fuerte -les dijo-, puede encontrar maneras creativas para conseguirlo". A partir de ese momento, Martina se convirtió en un ejemplo para todos en la escuela.

Su determinación inspiraba a otros a buscar soluciones ante las dificultades en lugar de rendirse ante ellas.

Y así, gracias al esfuerzo constante y la actitud positiva de Martina, demostró que no importa cuáles sean nuestras circunstancias iniciales; siempre podemos encontrar formas creativas para superar los obstáculos e alcanzar nuestros sueños si creemos firmemente en nosotros mismos.

FIN.

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