Más allá de la pantalla
Había una vez un niño llamado Milo, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos paisajes. Milo era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras, pero tenía un pequeño problema: le encantaba mirar la televisión.
Cada día, después de la escuela, Milo corría a su casa para ver sus programas favoritos. Pasaba horas frente al televisor sin darse cuenta de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.
Sus amigos intentaban invitarlo a jugar afuera, pero él siempre decía "no puedo, tengo que ver mi programa". Un día, mientras Milo estaba absorto en la televisión, algo extraño ocurrió. La pantalla se volvió negra y de repente apareció un pequeño duende llamado Pipo.
"¡Hola Milo! ¿Qué tal si dejamos la televisión por hoy y vamos a explorar el mundo real?"- dijo Pipo con una sonrisa. Milo se sorprendió al ver al duende y no podía creer lo que veía.
"¿Quién eres tú? ¿Cómo llegaste aquí?"- preguntó emocionado. Pipo explicó que era el guardián del mundo imaginario y había venido a ayudar a Milo a descubrir las maravillas fuera de la pantalla de televisión.
"Milo, mirar mucha televisión está bien de vez en cuando, pero hay tantas cosas increíbles esperándote afuera. Vamos a viajar juntos y descubrir nuevas experiencias"- dijo Pipo entusiasmado. Sin pensarlo dos veces, Milo aceptó la propuesta del duende y juntos comenzaron su aventura.
Primero fueron al parque donde jugaban los niños, se balancearon en los columpios y treparon por los árboles. Milo se dio cuenta de lo divertido que era estar al aire libre y sentir el viento en su rostro.
Luego, Pipo llevó a Milo a un museo donde pudieron ver arte increíble y aprender sobre la historia. Milo estaba fascinado con cada exhibición y no podía creer cuántas cosas interesantes había fuera de la televisión.
Los días pasaron rápidamente y Milo aprendió muchas lecciones valiosas durante su aventura con Pipo. Descubrió que el mundo real era mucho más emocionante que cualquier programa de televisión. Un día, mientras caminaban por el bosque, Milo encontró una caja mágica escondida entre los árboles.
Dentro de ella había una carta que decía: "Querido Milo, gracias por abrir tu mente y descubrir todo lo maravilloso que hay afuera. Ahora puedes disfrutar de la televisión sabiendo que hay un mundo lleno de aventuras esperándote".
Milo sonrió al leer la carta y guardó la caja mágica como recuerdo de su gran aventura. Desde ese día, Milo dejó de mirar tanta televisión y comenzó a explorar el mundo real todos los días.
Jugaba con sus amigos, se divertía al aire libre e incluso descubrió nuevos hobbies como pintar y tocar música. Milo entendió que aunque es bueno relajarse viendo programas de vez en cuando, también es importante salir afuera y vivir nuevas experiencias.
Y así, junto a Pipo, continuaron explorando juntos cada rincón del mundo real lleno de magia e imaginación.
FIN.