Más allá de las Apariencias



Había una vez un pequeño ratón llamado Remy que vivía en el jardín de una hermosa casa. Remy era muy curioso y le encantaba explorar cada rincón del lugar.

Pero siempre había algo que lo asustaba: un gran gato negro llamado Max. Max era el rey del jardín y a menudo se paseaba con aire de superioridad, dejando a todos los animales temblando de miedo. Sin embargo, Remy no podía evitar sentirse intrigado por aquel felino misterioso.

Un día, mientras Remy estaba buscando comida entre las flores, vio a Max durmiendo plácidamente bajo un árbol. Se acercó sigilosamente para verlo más de cerca y notó que Max tenía una expresión tranquila en su rostro.

Aunque seguía siendo imponente, parecía inofensivo mientras dormía. Remy decidió darle una oportunidad al gato y se acercó aún más. Fue entonces cuando Max abrió sus ojos verdes y miró directamente al ratón.

Remy se quedó paralizado por unos segundos, pero sorprendentemente, en lugar de atacarlo, Max simplemente bostezó y estiró sus patas. "¡Hola! Soy Remy", dijo el ratón tímidamente. "Saludos, Remy", respondió Max con voz grave pero amigable.

"Siempre he tenido miedo de ti porque eres tan grande y fuerte", confesó Remy. Max sonrió y dijo: "Entiendo cómo te sientes. La gente suele tener miedo de mí solo por mi apariencia". "Pero ahora me doy cuenta de que no eres tan malo como pareces", dijo Remy.

Max asintió y explicó: "La mayoría de las veces, solo quiero proteger mi territorio. Pero también puedo ser un buen amigo si me das una oportunidad". Remy sonrió y extendió su pata pequeña hacia Max.

Desde ese momento, se hicieron amigos inseparables. A partir de entonces, Remy y Max pasaban mucho tiempo juntos. Juntos exploraban el jardín, jugaban a las escondidas y compartían sus alimentos favoritos.

Aunque algunos animales del vecindario no entendían cómo un ratón y un gato podían ser amigos, Remy y Max demostraron que la amistad puede romper barreras. Un día, mientras jugaban en el jardín, escucharon un ruido extraño viniendo de los arbustos cercanos.

Se acercaron cautelosamente y encontraron a una pequeña tortuga atrapada entre las ramas. "¡Ayuda! No puedo salir!", gritó la tortuga desesperada. Sin pensarlo dos veces, Max usó sus garras para apartar las ramas mientras Remy empujaba con todas sus fuerzas para liberar a la tortuga.

Finalmente, lograron rescatarla. La tortuga estaba muy agradecida por su valiente acto de bondad y les dijo: "Ustedes dos son verdaderos héroes. Han demostrado que la amistad puede superar cualquier obstáculo".

Desde aquel día, todos los animales del jardín reconocieron el coraje y la bondad de Remy y Max. Los consideraban ejemplos a seguir y aprendieron que no deben juzgar a los demás por su apariencia o especie.

La amistad entre el ratón y el gato se volvió legendaria en el vecindario, y Remy y Max vivieron felices para siempre, demostrando que incluso los más inesperados amigos pueden encontrar la felicidad juntos.

FIN.

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