Mateo Aprende a Hacer Pis en el Váter



Era una soleada mañana en la casa de Mateo. El pequeño estaba sentado en su alfombra, jugando con sus bloques de construcción, cuando su mamá, Laura, entró a la habitación con una gran sonrisa.

"¿Sabés qué, Mateo? Hoy vamos a hacer algo muy divertido", le dijo.

Mateo, curioso como siempre, preguntó:

"¿Qué es, mamá?"

"¡Hoy vamos a aprender a usar el váter!", exclamó Laura, mientras le mostraba un libro con dibujos de niños felices usando el inodoro.

Mateo frunció el ceño y dijo:

"¿Pero yo no sé hacerlo!"

"No te preocupes, hermoso. Todos aprendemos en algún momento. Vamos a hacerlo juntos. Primero, quiero que conozcas a mi amigo el Sr. Orinador", dijo Laura, sacando una marioneta con una cara amigable y colorida.

Mateo comenzó a reírse.

"¿El Sr. Orinador?"

"Sí, él te enseñará cómo hacerlo. Vamos, ¡ven!"

Laura llevó a Mateo al baño y le mostró el váter, que era un poco más alto que él.

"Mirá, Mateo, el Sr. Orinador dice que es importante que te subas y te sientas bien en el asiento. Eso es lo primero", explicó Laura.

Mateo se asomó al inodoro y preguntó:

"¿Pero qué pasa si me caigo?"

"No, mi amor, no te vas a caer. Adicionalmente, tenemos un banquito para que te ayude a subir", respondió Laura.

Un poco nervioso, Mateo se subió al banquito, y con la ayuda de su mamá, logró sentarse en el váter.

"¡Genial! Ahora, cuando sientas ganas de hacer pis, debes avisarme.¿Lo entendés?" dijo Laura.

Mateo asintió, un poco inseguro. Pero cuando el Sr. Orinador empezó a contarle un chiste sobre un pez que quería hacer pis en el océano, se echó a reír.

"¡Eso es divertido!"

Después de un rato, Mateo sintió un cosquilleo en su pancita.

"¡Mamá! Creo que siento ganas", exclamó con entusiasmo.

"¡Perfecto! Vamos al váter, Mateo. Acordate, si te sientas bien, ¡puedes hacer pis!"

Mateo se subió al banquito y se acomodó en el asiento del váter.

Pero justo en ese momento, su gatito, Pipo, entró corriendo y se subió a la bacha.

"¡Mamá, Pipo me interrumpe!"

"No te preocupes, solo respira hondo y piensa en las nubes, como hace el Sr. Orinador".

Mateo comenzó a pensar en nubes y a sentir la calma, pero justo cuando parecía que todo iba bien, escuchó un ruido fuerte afuera.

"¡Ay, no! ¿Qué fue eso?"

"Es solo un camión de mudanza, Mateo. Confiá en el Sr. Orinador, él sabe qué hacer en estos casos", dijo Laura con un guiño.

Poco a poco, Mateo se fue relajando, y de repente

"¡Mamá! ¡Lo hice! Hice pis en el váter!", gritó emocionado.

Laura aplaudió y lo abrazó.

"¡Sos un campeón, Mateo! Recibís una medalla de oro por haber aprendido a usar el váter!"

Mateo sonrió con orgullo mientras Laura le colocaba un sticker dorado en su pulsera.

"Ahora cada vez que hagas pis en el váter, ¡tendrás una medalla! Pero primero, nunca debemos olvidar tirar de la cadena, ¿verdad?"

"¡Sí!" respondió Mateo, y con gran entusiasmo tiró de la cadena, viendo cómo el agua se movía como un pequeño remolino.

Desde aquel día, Mateo comenzó a usar el váter siempre que tenía ganas. Cada vez que lo hacía, recibía un sticker o un elogio de su mamá.

Un día, Mateo se encontró con su amigo Lucas en el parque y le contó su gran aventura.

"¡Yo aprendí a hacer pis en el váter!", dijo orgulloso.

"Yo también, pero me dio miedo la primera vez", confesó Lucas.

"¡Pero no hay que tener miedo! Es divertido y te sientes un campeón", respondió Mateo.

FIN.

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