Mateo Colman y el Día de los Superpoderes
En el tranquilo barrio de Villa Alegre, donde el sol siempre brilla y los pájaros cantan, vivía un niño extraordinario llamado Mateo Colman. Mateo había nacido el 6 de agosto, un día que su abuela siempre decía que estaba destinado a ser especial. Desde chiquito, Mateo tenía una gran imaginación y un espíritu aventurero. Pero un día, algo increíble sucedió.
Era la mañana de su cumpleaños número diez. Mateo se despertó con una sensación extraña. "¿Qué será esto?"- se preguntó mientras se estiraba. Justo en ese momento, un destello de luz iluminó su habitación. "¡Ahhh!"- gritó Mateo, saltando de la cama. En el centro de la habitación, apareció una criatura pequeña y peluda con grandes ojos brillantes. "Hola, Mateo. Soy Zippy, el guardián de los sueños. ¡Feliz cumpleaños!"-
Mateo, sorprendido pero emocionado, preguntó: "¿Guardían de los sueños? ¿Qué significa eso?"- Zippy sonrió. "Significa que hoy vas a descubrir tus superpoderes. ¡Todos los niños nacidos el 6 de agosto tienen un don especial!"-
Intrigado, Mateo siguió a Zippy afuera, donde el sol brillaba radiantes sobre el jardín. "¿Qué deberíamos hacer?"- preguntó. Zippy le indicó que levante las manos. "Ahora, piensa en algo que desees. ¡Lo podrás hacer realidad!"- Mateo cerró los ojos y pensó en volar. Al abrirlos, ¡estaba flotando a unos metros del suelo!"¡Mirá, Zippy! ¡Estoy volando!"- exclamó Mateo, pero de repente, algo extraño sucedió. El viento se desató y lo llevó a dar un giro por el parque.
"¡Mateo! Controla tu vuelo, ¡no pierdas el rumbo!"- gritó Zippy.
Mateo intentó estabilizarse, pero rápidamente se encontró aterrizando en la cima de un árbol. "¡Oh no! ¿Cómo bajo de acá?"- se quejó. Justo en ese momento, escuchó la risa de sus amigos de la escuela que pasaban por allí.
"¡Mateo, ¿qué hacés en ese árbol? !"- preguntó Lucas, el mejor amigo de Mateo. La situación se volvió aún más graciosa cuando Mateo, para intentar bajar, comenzó a hacer movimientos cómicos de un superhéroe.
"¡Soy Super Dota! ¡Voy a salvar el día!"- gritó, entre risas.
Finalmente, Zippy le ayudó a bajar con un pequeño chispazo de energía. Mateo prometió a sus amigos que les contaría todo sobre sus nuevos poderes. Sin embargo, la emocionante sorpresa de volar no fue lo único que Mateo descubrió; también se dio cuenta de que podía ver lo mejor de cada persona transformándolos en superhéroes.
Un poco más tarde, decidieron juntos crear un equipo de superhéroes en el barrio, que ayudaría a la comunidad. Todo comenzó como un juego, pero pronto, estaban recogiendo basura en el parque, ayudando a sus vecinos mayores y haciendo pequeñas obras de bondad.
"¡Esto es genial, Mateo!"- dijo Sofía, una de sus amigas. "Tú eres nuestro líder, y tus poderes nos motivan a todos a ser mejores."- Mateo sonrió, pero sabía que el verdadero poder no era solo volar, sino hacer cosas buenas por los demás.
Pasaron los días, y cada vez que ayudaban a alguien, Mateo se sentía más fuerte. Pero una tarde, sucedió algo inesperado. Un perro perdido empezó a correr por el parque, asustando a los niños.
"¡Mateo, ayúdalo!"- le gritaron sus amigos.
Mateo, recordando su poder de ver lo mejor en todos, decidió acercarse despacio. "¡Ven aquí, amigo! No tengas miedo..."- le dijo al perro. Para su sorpresa, el perro se acercó y dejó que lo acariciaran. Mateo se dio cuenta de que su verdadero poder era la empatía.
El día terminó en una fiesta de cumpleaños al atardecer en el parque, donde todos celebraron con pastel y risas. "Mirá lo que hemos logrado juntos,"- dijo Zippy mientras observaba feliz a Mateo y a sus amigos. "Realmente has descubierto el verdadero significado de ser un superhéroe. No es sobre volar o tener poderes mágicos, sino sobre ayudar, ser amable y cuidar a los demás."
Mateo sonrió, sabiendo que aunque volar era divertido, los momentos que pasaba con sus amigos y las buenas acciones eran lo que realmente lo hicieron sentir como un verdadero superhéroe. Desde ese día, Mateo Colman no solo fue conocido como Super Dota, sino como el niño que iluminó Villa Alegre con su bondad y amistad.
Y así, todos los años cuando llegaba el 6 de agosto, Mateo, Zippy y sus amigos recordaban que el verdadero poder reside en la comunidad y en el amor que compartimos.
El fin.
FIN.