Mateo, el niño valiente que voló alto



Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Mateo siempre soñaba con cruzar la cordillera de los Andes y visitar Chile.

Le fascinaba la idea de ver las montañas nevadas y conocer nuevas personas. Un día, Mateo decidió que era hora de hacer realidad su sueño. Le contó a sus padres sobre su deseo de viajar en avión hacia Chile y ellos estuvieron encantados con la idea.

Sin embargo, había un pequeño problema: Mateo tenía miedo a volar. Sus padres le dijeron que no se preocupara, que el tiempo ayudaría a superar ese miedo.

Decidieron buscar información sobre cómo funciona un avión y cómo es el proceso de vuelo. Juntos, vieron videos educativos e investigaron acerca de los aviones. Mateo aprendió muchas cosas interesantes sobre los aviones y eso lo hizo sentir más seguro. Comprendió que eran vehículos muy seguros y confiables para viajar.

Pasaron semanas preparándose para el viaje: compraron pasajes, empacaron sus maletas e hicieron todos los trámites necesarios. El día del vuelo finalmente llegó. -¡Vamos al aeropuerto! -dijo emocionado Mateo mientras subían al auto familiar.

Cuando llegaron al aeropuerto, Mateo estaba nervioso pero también emocionado por lo que vendría después. Mientras esperaban abordar el avión, se encontraron con un grupo de estudiantes chilenos que iban en el mismo vuelo hacia Santiago.

Los estudiantes estaban entusiasmados por visitar Argentina y comenzaron a hablar con Mateo. Le contaron sobre su país, su cultura y le dieron consejos para disfrutar al máximo su viaje. -¡Qué genial! -exclamó Mateo-.

¡Me encantaría visitar Chile algún día! Finalmente, llegó el momento de abordar el avión. Mateo se aseguró de llevar consigo todo lo necesario y se acomodó en su asiento junto a sus padres. Estaba un poco nervioso pero recordó todo lo que había aprendido sobre los aviones y eso lo tranquilizó.

El vuelo despegó y Mateo miraba por la ventana con una sonrisa en su rostro mientras veía cómo Buenos Aires se convertía en pequeñas luces brillantes debajo de él.

Después de un rato, el capitán anunció que estaban cruzando la cordillera de los Andes. Mateo estaba emocionado por ver las montañas desde arriba. Miraba por la ventana maravillado mientras el avión ascendía más alto.

De repente, comenzaron a sentir turbulencias debido al viento fuerte que soplaba entre las montañas. El avión se movía bruscamente y algunos pasajeros comenzaron a preocuparse. Pero Mateo recordó algo importante: había aprendido que los pilotos están capacitados para manejar situaciones difíciles como esa.

Aunque estaba un poco asustado, confiaba en que estarían a salvo. Después de unos minutos, las turbulencias cesaron y el vuelo volvió a ser tranquilo. El capitán anunció que estaban llegando a Santiago.

Cuando finalmente aterrizaron, Mateo sintió una gran satisfacción y orgullo por haber superado su miedo a volar. Estaba emocionado de comenzar su aventura en Chile y conocer la ciudad de la furia. Mientras salían del avión, Mateo se encontró nuevamente con los estudiantes chilenos que había conocido en el aeropuerto.

Ellos lo felicitaron por haber superado su miedo y le dieron la bienvenida a su país. -¡Gracias! -dijo Mateo sonriendo-. Aprendí que no hay que dejar que los miedos nos detengan. Siempre hay cosas maravillosas esperándonos al otro lado.

Y así, Mateo comenzó una nueva etapa llena de aprendizaje y aventuras en Chile. Aprendió sobre diferentes culturas, hizo nuevos amigos y descubrió que enfrentar sus miedos le abría puertas a experiencias increíbles.

Desde aquel día, Mateo nunca dejó que el miedo lo detuviera para alcanzar sus sueños. Sabía que siempre habría obstáculos en el camino, pero también sabía que con valentía y determinación podía cruzar cualquier cordillera de la vida.

FIN.

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