Mateo y la magia de la creatividad



Había una vez un pequeño pueblo llamado Nuevoville, donde todos los años celebraban con gran alegría la llegada del nuevo año.

Pero este año sería diferente, ya que el alcalde había decidido organizar un concurso para elegir al niño o niña que representaría al pueblo en la fiesta de fin de año. Los niños y niñas de Nuevoville estaban muy emocionados por esta oportunidad y comenzaron a prepararse para participar en el concurso.

Entre ellos se encontraba Mateo, un niño curioso y creativo que siempre estaba buscando nuevas aventuras. Mateo tenía muchas ideas para sorprender al jurado del concurso, pero no sabía cómo llevarlas a cabo.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, se encontró con Don Sebastián, el anciano jardinero del lugar. Don Sebastián era conocido por su sabiduría y amabilidad, así que Mateo decidió acercarse a él y contarle sus planes para el concurso.

El anciano escuchó atentamente las ideas del niño y le dijo:"-Mateo, la clave está en dejar volar tu imaginación. No te preocupes por lo que los demás piensen de tus ideas, lo importante es ser fiel a ti mismo.

"Con estas palabras en mente, Mateo regresó a su casa e hizo todo lo posible para convertir sus ideas en realidad. Pasó días dibujando y creando disfraces originales para su presentación en el concurso. Finalmente llegó el día tan esperado.

Todos los niños y niñas estaban ansiosos por mostrar sus talentos ante el jurado. Uno a uno fueron pasando frente a ellos, pero Mateo era el último en presentarse.

Cuando llegó su turno, Mateo salió al escenario con un traje hecho de papel reciclado y comenzó a contar una historia sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Utilizó títeres hechos a mano y canciones pegadizas para captar la atención del público. Todos quedaron impresionados por la creatividad y originalidad de Mateo.

Los aplausos resonaron en todo el lugar y el jurado no pudo contener su emoción. Decidieron que Mateo sería quien representaría a Nuevoville en la fiesta de fin de año.

El nuevo año llegó finalmente, y toda la ciudad se reunió para celebrar junto a Mateo. El niño subió al escenario con una sonrisa en su rostro y pronunció un discurso inspirador sobre cómo cada uno puede hacer pequeñas acciones para mejorar el mundo.

A partir de ese momento, los habitantes de Nuevoville se motivaron a cuidar más su entorno, reciclar y ayudarse mutuamente. La historia de Mateo había dejado una huella profunda en sus corazones.

Y así fue como aquel nuevo año nue marcó un antes y un después en Nuevoville. Gracias a las ideas innovadoras y valientes de Mateo, todos aprendieron que cada uno tiene dentro de sí mismo la capacidad de generar cambios positivos en su comunidad.

Desde entonces, cada año se celebra el Día del Niño Creativo en honor a Mateo, recordando siempre que los sueños pueden hacerse realidad si creemos en nosotros mismos y nos atrevemos a ser diferentes.

Y así, Nuevoville siguió siendo un lugar lleno de alegría, creatividad y esperanza para todos sus habitantes.

FIN.

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