Mateo y la Magia de la Navidad



Era unos días antes de Navidad y en la casa de Mateo, todo estaba decorado con luces brillantes y un hermoso árbol. Sin embargo, Mateo no parecía compartir la alegría de su familia. Frunciendo el ceño, se acercó a su abuelita que estaba colocando esferas en el árbol.

"Abuelita, no entiendo por qué todos están tan emocionados. ¡La Navidad no existe!" - exclamó, cruzando los brazos.

Su abuelita lo miró con ternura.

"¿Cómo podés decir eso, Mateo? La Navidad significa amor y compartir con los demás. Es un momento especial para estar con la familia" - le respondió.

"Pero yo vi a mis papás dejando los regalos. ¡No hay magia! Es solo un truco" - se quejó Mateo, mientras se alejaba frunciendo el ceño.

El día de Navidad llegó y la casa estaba llena de risas y alegría. Todos se reunieron alrededor del árbol, listos para abrir los regalos. Pero Mateo no podía ocultar su fastidio.

"¡Odio la Navidad!" - gritó mientras los demás reían y abrían los paquetes.

En ese momento, Mateo decidió salir al jardín. Se sentó en un banco y miró hacia el cielo. Ya estaba oscureciendo y las estrellas comenzaron a brillar. De repente, un suave susurro le llegó al oído.

"Mateo..."

Confundido, Mateo miró a su alrededor y vio una figura con un traje rojo. Era Santa Claus.

"¡UUAU! ¡San...Santa!" - exclamó Mateo, sorprendido.

"Suéltalo, Mateo. No me asustás. Vi lo que pasó y quería hablar contigo" - dijo Santa con una sonrisa.

Mateo, sintiéndose un poco avergonzado, le preguntó:

"¿Y qué tenés para decirme?"

"La Navidad no se trata solo de regalos. Se trata de lo que hay en nuestros corazones. Lo que viste son solo objetos, pero la verdadera magia está en compartir, dar amor y disfrutar el tiempo con la familia. Cada regalo es una muestra de afecto" - explicó Santa.

Mateo reflexionó sobre las palabras de Santa. Recordó momentos en los que sus padres habían estado felices, no por los regalos, sino por estar juntos.

"Entonces, ¿la magia de la Navidad no ha desaparecido?" - preguntó Mateo.

"Exacto. La magia se vive a través de la conexión entre las personas. Ahora, ¿estás listo para volver adentro y disfrutar de ese amor?" - le dijo Santa.

Mateo sonrió, sintiendo una oleada de calidez en su corazón.

"Sí, creo que quiero estar con mi familia" - respondió.

Entonces, Santa sonrió, levantó su mano y desapareció en una nube de estrellas. Mateo volvió adentro, donde los abrazos, las risas y el cariño lo esperaban.

Al entrar, vio a su familia riendo y disfrutando, y de repente, se dio cuenta de que la Navidad no era solo sobre los regalos. Era un momento para cultivar el amor y los lazos que unían a su familia.

"¡Feliz Navidad, todos!" - gritó Mateo al unirse a ellos.

Desde ese día, Mateo abrazó la Navidad con alegría en su corazón, entendiendo que lo más importante no eran los regalos, sino la felicidad que se compartía en esos momentos juntos.

FIN.

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