Mateo y la montaña misteriosa



En lo alto de una montaña vivía Mateo junto a sus amables abuelos. Cada mañana, Mateo se levantaba temprano para ver el hermoso amanecer que pintaba de colores el cielo. La paz y la tranquilidad reinaban en aquel lugar, donde el viento soplaba suavemente y los árboles susurraban historias al compás de sus hojas.

Una mañana, mientras exploraba el bosque, Mateo se adentró más de lo acostumbrado y, de repente, se dio cuenta de que se encontraba perdido. El sol comenzaba a esconderse y el manto de la noche se acercaba rápidamente. Mateo recordó las palabras sabias de sus abuelos: 'En momentos difíciles, es importante mantener la calma'. Con valentía, decidió enfrentar la situación y buscar una solución.

Caminó en silencio, prestando atención a cada sonido y observando detenidamente su entorno. Pronto, descubrió un pequeño arroyo que le pareció familiar. Siguió el curso del agua y, para su alegría, encontró el camino de vuelta a la cabaña de sus abuelos.

Cuando llegó, sus abuelos lo recibieron con cálidos abrazos y el alivio pintado en sus rostros. 'Mateo', dijo su abuelo, 'has demostrado una gran valentía y astucia al encontrar tu camino de regreso. Recuerda, en la vida, a veces nos enfrentamos a momentos difíciles, pero si mantenemos la calma, siempre encontraremos una solución'. Mateo asintió con una sonrisa, sabiendo que había aprendido una importante lección.

Desde ese día, Mateo siguió levantándose temprano para observar el amanecer, pero ahora lo hacía con un nuevo brillo en sus ojos, sabiendo que, al igual que el sol que siempre vuelve a aparecer, él también podía superar cualquier obstáculo con calma y valentía.

FIN.

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