Mateo y la Noche de Terror
Mateo era un niño de diez años que adoraba las películas de terror. Su habitación estaba llena de pósters de monstruos, fantasmas y vampiros. Sin embargo, había un pequeño detalle: a pesar de su amor por este género, siempre terminaba tapándose los ojos durante las partes más aterradoras. - '¿Por qué me gustan tanto si me dan miedo?' - solía preguntarse cada vez que escuchaba un grito en pantalla.
Una noche, mientras seguía con su maratón de películas de terror, ocurrió algo extraño. Al terminar la última película, una niebla espesa comenzó a entrar por la ventana. - '¿Qué es esto?' - pensó Mateo, mirando por el cristal. La niebla se volvía cada vez más densa, y de repente, escuchó un ruido proveniente del jardín.
Curioso, salió al patio y divisó una figura oscura entre la bruma. - '¿Hay alguien ahí?' - llamó, asustado. La figura se acercó y, para su sorpresa, era un antiguo muñeco de trapo con una sonrisa inquietante.
- 'Hola, Mateo. Soy Foggy, el muñeco de la niebla. He venido a llevarte a tu propia aventura de terror.' - dijo el muñeco con una voz susurrante.
A pesar del miedo que sentía, Mateo se sintió intrigado. - '¿Aventura? ¿No será como las películas?' - preguntó, aún inseguro. Foggy asintió.
- 'Exactamente. Pero aquí no podrás taparte los ojos. Necesitarás ser valiente.' - agregó Foggy. Sin pensarlo dos veces, Mateo tomó la mano del muñeco y, como si cruzara un portal, se encontró en un oscuro bosque lleno de árboles retorcidos.
De repente, un viento helado levantó hojas secas, creando un sonido escalofriante. - 'Esto se pone interesante,' - pensó Mateo, sintiendo que su corazón latía más rápido. - '¿Y ahora, qué hacemos?' - preguntó a Foggy.
- 'Debemos encontrar el castillo de la bruja Malvona. Ella guarda el secreto para salir de aquí.' - respondió Foggy. Con determinación, Mateo hizo lo que nunca había imaginado: se adentró en el bosque junto a su nuevo amigo.
Mientras caminaban, oyeron risas siniestras y vieron sombras moverse detrás de los árboles. - 'No mires hacia atrás, Mateo. Solo sigue adelante.' - le advirtió Foggy. Mateo sintió un nudo en el estómago, pero se obligó a seguir avanzando.
Finalmente, llegaron al castillo. Su fachada era vieja y cubierta de hiedra. - '¿Y ahora qué hacemos?' - preguntó Mateo, ya bastante nervioso. - 'Debemos entrar y conseguir el libro de la valentía. Sin él, no podremos volver a casa.' - explicó Foggy.
Mateo respiró hondo y, con una mezcla de miedo y emoción, empujó la puerta del castillo. Adentro, la oscuridad era aún más densa. - 'No tengo tanto miedo,' - se dijo, aunque sentía el frío recorriendo su espalda. Estaban rodeados de espejos que reflejaban sus miedos. En uno de ellos, vio un monstruo que parecía salir a atraparlo.
- '¡Eso no es real, Mateo! ¡Eres más valiente de lo que crees!' - exclamó Foggy, animándolo. Con esas palabras, Mateo cerró los ojos y se enfrentó a su propio reflejo, desafiando el miedo que lo atrapaba.
Cuando abrió los ojos, todo había cambiado. El monstruo se había desvanecido. - 'Lo logré, ¡lo logré!' - gritó emocionado. Foggy aplaudió con alegría. - 'Ves, Mateo, el verdadero miedo solo está en nuestra mente.' - dijo el muñeco.
Los dos amigos encontraron el libro de la valentía en una estantería oscura y, al tocarlo, una luz brillante iluminó toda la habitación. - '¿Y ahora, cómo salimos?' - preguntó Mateo. - 'Solo di que quieres volver y el libro te llevará.' - respondió Foggy.
Mateo cerró los ojos y gritó: - '¡Quiero volver a casa!' En un parpadeo, se encontró nuevamente en su habitación, con la niebla disipándose por completo. Foggy sonrió desde la ventana. - 'Recuerda, Mateo, ser valiente no significa no tener miedo, sino enfrentarlo.'
Mateo sonrió también, sabiendo que el miedo no lo detendría más. Desde esa noche, dejó de taparse los ojos durante las partes aterradoras de las películas. Aprendió que la valentía era un superpoder que todos llevamos dentro, solo se necesita un empujoncito para activarlo. ¡Y así, Mateo se convirtió en el héroe de su propia historia!
FIN.