Mateo y la siesta mágica
Había una vez un nene llamado Mateo que vivía en una pequeña casa con su mamá y su papá. Era verano y el sol brillaba intensamente en el cielo.
Todas las tardes, después del almuerzo, los padres de Mateo le decían que era hora de dormir la siesta para descansar un poco del calor. Pero Mateo no estaba interesado en dormir siestas por la tarde de verano.
Él pensaba que era una pérdida de tiempo y prefería jugar afuera con sus amigos o leer libros divertidos. Además, creía que estaba demasiado grande para tomar siestas. Un día, mientras sus padres insistían en que se acostara a dormir, Mateo tuvo una idea brillante.
Decidió hablar con su abuelito Miguel, quien siempre tenía historias sabias y emocionantes para contarle. Mateo corrió hacia la casa de su abuelito y lo encontró sentado en el jardín disfrutando del cálido sol.
Se sentó junto a él y le explicó cómo no quería dormir siestas por la tarde de verano.
El abuelito Miguel escuchó atentamente a su nieto y le dijo: "Mateo, comprendo que quieras aprovechar al máximo tus tardes de verano, pero también es importante descansar adecuadamente para mantenernos saludables". Mateo frunció el ceño confundido y preguntó: "¿Por qué es tan importante descansar durante la tarde?".
El abuelito Miguel sonrió cariñosamente y comenzó a contarle una historia mágica sobre un niño llamado Lucas que nunca quería tomar siestas por la tarde. "Lucas era un niño muy activo y siempre estaba ocupado jugando y explorando. Pensaba que dormir la siesta era una pérdida de tiempo, al igual que tú, Mateo.
Pero un día, mientras jugaba en el parque bajo el sol ardiente del verano, comenzó a sentirse débil y cansado". Mateo escuchaba atentamente mientras su abuelito continuaba: "El cuerpo de Lucas necesitaba descansar para recuperar energías y mantenerse saludable.
Sin embargo, él no había dado a su cuerpo el tiempo necesario para relajarse y recargar energías". "Un día, Lucas se desmayó por completo debido al agotamiento.
Sus padres lo llevaron rápidamente al médico, quien les explicó que no haber tomado siestas adecuadas había llevado a una falta de descanso y eso afectó su salud". Los ojos de Mateo se abrieron con asombro mientras escuchaba la historia del abuelito Miguel. "Desde ese día", continuó el abuelito Miguel, "Lucas aprendió la importancia del descanso adecuado.
Comenzó a tomar siestas por las tardes y se dio cuenta de cómo esto le ayudaba a tener más energía para disfrutar sus juegos durante el resto del día.
Además, también mejoraron sus habilidades en la escuela porque podía concentrarse mejor después de un buen descanso". Mateo reflexionó sobre la historia del abuelito Miguel y sintió curiosidad por experimentar los beneficios de las siestas por sí mismo. Al regresar a casa, decidió darle una oportunidad al descanso vespertino.
Esa tarde se acostó temprano y cerró los ojos, permitiendo que su cuerpo se relajara y descansara. Cuando Mateo despertó de su siesta, se sintió renovado y lleno de energía.
Corrió hacia sus padres para contarles lo bien que se sentía después de tomar una siesta. "¡Mamá, papá! ¡El abuelito Miguel tenía razón! Las siestas por la tarde son geniales. Me siento tan fresco y listo para jugar ahora". Sus padres sonrieron orgullosos mientras Mateo saltaba de alegría.
A partir de ese día, Mateo comprendió que el descanso adecuado era esencial para mantenerse saludable y disfrutar al máximo del verano.
Y así, cada tarde, después del almuerzo, Mateo se acostaba a dormir su siesta con una sonrisa en el rostro. Sabía que estaba cuidando de su cuerpo y mente al darles el merecido descanso durante las tardes calurosas del verano.
FIN.