Mateo y su Viaje a la Luna
Era un hermoso día en el barrio de Mateo. El sol brillaba intensamente y las aves cantaban alegres. Mateo, un niño de diez años con una curiosidad insaciable, pasaba sus días soñando llegando a la luna. Su hermana Jhazmin, siempre atenta, lo observaba de cerca mientras él se sumergía en sus libros de ciencia y aventuras.
Un día, mientras leía un libro sobre los planetas, Mateo tuvo una idea brillante. "- ¡Jhazmin! ¡Quiero construir un cohete para ir a la luna!".
Jhazmin sonrió, recordando todas las historias que Mateo había inventado. "- Suena genial, Mateo. Pero, ¿sabes cómo construirlo?".
"- Voy a usar todo lo que encuentre en el garage. ¡No hay tiempo que perder!". Y así comenzó su aventura. Mateo reunió cajas de cartón, latas vacías y todo tipo de materiales que podrían servirle. Jhazmin lo ayudaba a organizar todo.
"- Mirá, esto será el motor, y esas cajas son la estructura. ¡Es un gran plan!" dijo Mateo lleno de emoción.
Después de varias horas trabajando juntos, lograron armar un cohete que, aunque no era perfecto, ¡tenía el aspecto de uno! Mateo se sintió como un verdadero astronauta.
"- ¡Listo para despegar!" exclamó, mientras se subía al cohete. Jhazmin se puso seria, "- Mateo, antes de irte a la luna, debes tener un plan. ¿Qué harás allá?".
Mateo, pensando un momento, respondió: "- Pues explorar, jugar y aprender sobre las estrellas. Quiero escribir un libro sobre mi viaje". Jhazmin, sabia y creativa, agregó: "- ¡Podrías incluir un partido de fútbol en la luna! Los astronautas pueden jugar en gravedad baja, sería divertido".
Clavando su mirada hacia el cielo, Mateo sonrió, "- ¡Sí! Mi equipo será el de los astronautas y el de los extraterrestres". Jhazmin se rió: "- ¿Y qué pasa si ellos no saben jugar?".
"- Tendré que enseñarlos, por supuesto. Pero primero, necesito saber cómo llegar a la luna".
Decididos a alcanzar su sueño, Mateo y Jhazmin decidieron hacer un experimento. Buscaron información en los libros y en internet. Descubrieron cómo los cohetes reales funcionan y cuáles son los requisitos para realizar un viaje espacial.
"- ¡Mirá! Necesitamos combustible y un montón de cosas más. Pero lo primero es aprender sobre las estrellas". Jhazmin tomó un libro sobre astronomía y juntos pasaron la tarde aprendiendo sobre los planetas, los cometas y el espacio.
Pero lo más interesante llegó cuando Jhazmin propuso: "- Como no podemos ir a la luna, ¡¿qué tal si hacemos un viaje en nuestra imaginación? !". Mateo se iluminó, "- ¡Es una gran idea! Podemos crear un cuento mientras jugamos al fútbol".
Así fue como, con la ayuda de su hermana, Mateo comenzó a escribir su historia con cada pase y cada gol que hacía en el jardín. El cuento fue tomando vida, con extraterrestres jugando al fútbol en la superficie lunar y aventuras inesperadas.
Una tarde, mientras jugaban, Mateo recordó una de sus historias. "- En el cuento, los extraterrestres nos retan a un partido y si ganamos, nos dan piedras lunares". Jhazmin, divertida, exclamó: "- Entonces, ¡tenemos que ganar!". Y así, cada vez que pateaban la pelota, imaginaban cómo era jugar en otro planeta.
El tiempo pasó volando y la experiencia se volvía cada vez más emocionante. "- Cuando el cohete finalmente despegue, será nuestro partido más importante. ¡Nosotros somos los campeones de la luna!" dijo Mateo, emocionado.
Finalmente, después de mucho esfuerzo, Mateo creó su historia y la llenó de colores y aventuras. Cuando la terminó, se dio cuenta de que su sueño no estaba solo en ir a la luna, sino también en compartir con su hermana y vivir muchas más aventuras.
Jhazmin lo abrazó y dijo: "- ¡Mateo! Este es el mejor cuento que he leído. No necesitamos un cohete para viajar, nuestra imaginación puede llevarnos a donde queramos".
Mateo sonrió, sorprendido y emocionado: "- ¡Tienes razón! Gracias, Jhazmin, por ser la mejor hermana del mundo". Así, con la mirada hacia las estrellas, comprendió que los sueños y la creatividad eran los únicos motores que necesitaba para alcanzar cualquier lugar, incluso la luna.
Y desde ese día, el jardín de Mateo fue su cohete, el balón su nave y su hermana, su extraordinaria copiloto en cada aventura.
FIN.