Mathias, el Ángel de Minsoledad
Había una vez, en un pequeño y tranquilo pueblo llamado Minsoledad, un niño llamado Julián. Julián era un chico curioso que siempre soñaba con aventuras. Sin embargo, en su pueblo, no sucedía nada emocionante. La rutina lo aburría y a veces se sentía solo. Un día, mientras estaba sentado en un banco del parque, observando las nubes pasar, una luz brillante apareció frente a él.
- '¡Hola, Julián!' - dijo una voz suave y melodiosa.
Julián se asustó un poco al ver a un ser resplandeciente con alas de colores.
- 'Soy Mathias, el Ángel que vino a visitarte.' - continuó el extraño ser.
- '¿Ángel? ¿De verdad? ¿Qué haces aquí?' - preguntó Julián, con los ojos muy abiertos.
- 'Vine para ayudarte a descubrir las maravillas que hay en Minsoledad y en ti mismo.' - respondió Mathias, sonriendo.
Desde ese momento, Julián se embarcó en una aventura inolvidable junto a Mathias. El ángel lo llevó a lugares que nunca había visto. Primero, volaron sobre los campos de flores.
- 'Mirá, Julián, la belleza está en todas partes. Solo hay que saber dónde mirar.' - dijo Mathias, señalando un hermoso arcoíris en el horizonte.
- '¡Es increíble!' - exclamó Julián.
Después, llegaron al lago del pueblo, que nunca le había parecido interesante. Mathias le mostró cómo algunas piedras lanzadas al agua creaban preciosas ondas que reflejaban la luz.
- 'A veces, lo que parece común puede ocultar cosas sorprendentes. Solo necesitas un poco de imaginación.' - le explicó Mathias.
Julián comenzó a ver su pueblo de una manera diferente, lleno de colores y aventuras. Luego, continuaron su camino y se encontraron con un grupo de niños que jugaban en un jardín.
- '¿Por qué no te unes a ellos y compartís tus propias ideas sobre juegos?' - sugirió Mathias.
Al principio, Julián dudó, pero recordó lo que había aprendido. Se acercó tímidamente.
- 'Hola, soy Julián. ¿Quieren jugar a un juego donde todos tenemos que crear un personaje con superpoderes?' - propuso.
Los demás niños se miraron, intrigados.
- '¡Suena divertido!' - gritaron al unísono.
Julián se sintió emocionado y, por primera vez, no sintió más la soledad. Jugaron durante horas, creando historias y personajes increíbles. Mathias, desde lejos, sonreía, sabiendo que había ayudado a Julián.
Al final del día, Julián se despidió de Mathias.
- 'Gracias, Mathias. Nunca imaginé que Minsoledad pudiera ser tan emocionante.' - dijo, con una gran sonrisa.
- 'Recuerda, Julián, la magia está dentro de vos. No olvides mirar a tu alrededor y explorar cada rincón. La aventura nunca termina si aprendes a descubrir.' - respondió el ángel, mientras comenzaba a desvanecerse en el aire.
Desde ese momento, Julián se convirtió en el explorador del pueblo. Cada día encontraba algo nuevo y se unía a sus amigos para crear juegos, historias y aventuras. Aprendió que no necesitaba un ángel con alas para ser feliz; todo estaba dentro de él y en su capacidad de ver el mundo con ojos curiosos.
Y así, la soledad se convirtió en compañía, y Minsoledad dejó de ser un lugar aburrido para convertirse en un espacio de risas, juegos y amistad. Julián nunca olvidó a su amigo Mathias y siempre recordaba su mensaje: "La verdadera aventura está en explorar lo que nos rodea y compartirlo con los demás."
FIN.