Matías, el canguro al volante


Había una vez en el bosque de eucaliptos un canguro muy curioso llamado Matías. A diferencia de los demás canguros, a Matías le encantaba explorar más allá de lo conocido y aprender cosas nuevas.

Un día, mientras daba saltitos por el bosque, encontró un auto abandonado. Matías se acercó lentamente al auto y lo observó con curiosidad. Nunca antes había visto algo así.

Se subió al asiento del conductor y empezó a jugar con el volante, moviéndolo de un lado a otro y haciendo sonar la bocina. "¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí?", exclamó una voz detrás de él.

Matías se dio vuelta rápidamente y vio a Pedro, un mapache muy astuto que vivía en el bosque. "¡Hola, Pedro! Mira lo que encontré. ¡Es un auto!", dijo Matías emocionado. Pedro se acercó al auto y examinó la situación.

Sabía que los animales del bosque no debían manejar autos, pero también sabía lo importante que era para Matías explorar y descubrir cosas nuevas. "Escucha, Matías. Manejar un auto es peligroso para los animales como nosotros. Pero puedo enseñarte algunas cosas sobre cómo funciona", dijo Pedro con una sonrisa.

Así comenzaron las clases de manejo de Pedro para Matías. Le explicaba cómo usar el volante, los pedales y las luces del auto. Matías estaba fascinado con todo lo que aprendía y practicaba todos los días en el auto abandonado.

Un día, mientras practicaban estacionamiento en reversa, escucharon gritos de auxilio provenientes del otro lado del bosque. Rápidamente se dirigieron hacia allí y descubrieron que un puercoespín había caído en un hoyo profundo y no podía salir.

Sin dudarlo, Matías tomó el volante del auto y condujo hasta el hoyo donde estaba atrapado el puercoespín.

Con cuidado y siguiendo las indicaciones de Pedro, logró colocar el auto justo al borde del hoyo para que el puercoespín pudiera subir por la rampa improvisada formada por su capot. "¡Gracias, gracias!", dijo emocionado el puercoespín al quedar a salvo. Ese día todos en el bosque celebraron la valentía y habilidad de Matías para ayudar a su amigo necesitado.

A partir de ese momento, Matías entendió la importancia de ser valiente pero también responsable en sus acciones.

Y así fue como aquel canguro curioso se convirtió en todo un héroe del bosque gracias a su determinación para aprender cosas nuevas ¡y nunca dejar de explorar! Desde entonces cada vez que veían pasar por ahí aquel viejo coche abandonado decían: "Ahí va nuestro amigo Matias... ¡El canguro conductor!"

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