Matías, el monstruo escolar
Había una vez en un bosque encantado, un monstruo llamado Matías.
A diferencia de los demás monstruos, a Matías le encantaba aprender cosas nuevas y siempre soñaba con poder ir a la escuela como lo hacían los niños del pueblo cercano. Un día, decidido a cumplir su sueño, Matías se puso su mejor ropa (una camisa a cuadros y unos pantalones cortos) y salió en busca de la escuela.
Al llegar al pueblo, todos se asustaban al verlo y corrían para esconderse. Pero Matías no se dio por vencido y siguió buscando la escuela. Finalmente, encontró el edificio grande y colorido que tanto había imaginado. Al entrar, la maestra lo miró sorprendida pero luego sonrió amablemente.
- ¿Cómo te llamas? -preguntó la maestra. - Soy Matías, el monstruo que quiere ir a la escuela -respondió él con timidez. La maestra, impresionada por la valentía de Matías, decidió darle una oportunidad.
Lo invitó a sentarse en un pupitre especial hecho a medida para él y comenzaron las clases. Al principio, los niños lo miraban con curiosidad y algo de miedo, pero pronto descubrieron que Matías era muy amable y divertido.
Poco a poco, Matías fue demostrando sus habilidades: sabía sumar números enormes usando sus garras gigantes e inventaba historias fantásticas que cautivaban a todos en el salón.
Los niños aprendieron a quererlo y ya no veían a un monstruo asustadizo sino a un amigo dispuesto a enseñarles cosas nuevas. Sin embargo, un día llegaron unos malvados villanos al pueblo y trataron de asustar a todos. Los niños temblaban de miedo pero Matías se puso firme frente a ellos.
- ¡No permitiré que lastimen a mis amigos! -gritó valientemente. Con sus habilidades especiales y su gran corazón, Matías logró ahuyentar a los villanos y salvar el día. Desde ese momento, todos en el pueblo reconocieron su valentía y nobleza.
Al final del año escolar, durante la ceremonia de clausura, la maestra entregó un diploma especial a Matías en reconocimiento por ser el alumno más destacado. - Gracias por enseñarnos tanto sobre amistad y valentía -dijo ella emocionada.
Matías estaba feliz; había cumplido su sueño de ir a la escuela y además había ganado muchos amigos verdaderos que lo aceptaban tal como era. Y así demostró que no importa cómo luzcas por fuera; lo importante es ser bueno por dentro.
Y colorín colorado este cuento ha terminado con grandes lecciones aprendidas gracias al monstruo llamado Matías.
FIN.