Matías y la Gran Sorpresa



Era un día soleado en Buenos Aires y Matías estaba lleno de emoción. Había recibido una noticia muy especial que quería compartir con su papá, Alejandro. Mientras jugaba en su habitación, no podía dejar de pensar en cómo reaccionaría su papá al enterarse que iba a ser hermano mayor.

"¡Papá!", gritó Matías, mientras corría hacia la cocina.

Alejandro estaba preparando algo para comer cuando escuchó a su hijo. Se dio vuelta con una sonrisa. "¡Hola, campeón! ¿Qué pasa? Te veo muy emocionado."

Matías respiró hondo, tomó un instante para organizar sus pensamientos y dijo: "Papá, tengo una noticia muy importante para contarte."

"¿Qué es? ¿Vas a decirme que ganaste a tu amigo Nicolás en el fútbol?", preguntó Alejandro, sorprendido.

"No, mejor que eso. ¡Voy a tener un hermanito!" exclamó Matías con los ojos brillantes.

Alejandro se quedó un momento en silencio, incrédulo. Luego se arrodilló a la altura de su hijo. "¡Eso es increíble, Matías! Estoy muy orgulloso de ti. ¿Cómo te sientes?"

Matías sonrió ampliamente. "¡Estoy muy feliz! Pero también un poco nervioso. No sé si voy a ser un buen hermano mayor."

Alejandro pensó un instante y dijo: "Mirá, ser hermano mayor es una aventura. Hay que cuidar, jugar y también compartir. Estoy seguro de que lo harás genial. Pero primero, ¿quieres que hagamos algo especial para celebrarlo?"

Matías se puso a saltar de alegría. "¡Sí! Quiero ir al parque y jugar, pero también me gustaría hacer algo para el bebé."

Alejandro sonrió. "Claro, podemos hacer un cartelito para darle la bienvenida. ¿Qué te parece?"

Mientras caminaban hacia el parque, Matías pensaba cada vez más en su futuro rol como hermano mayor. En el parque, se divirtieron jugando, corriendo y haciendo un gran cartel que decía "¡Hola, hermanito!".

"Vamos a colgarlo en su habitación cuando llegue", dijo Matías, encantado.

"Sí, y podemos decorarlo con dibujos. Podemos hacerle un regalo, también, ¿qué piensas?", sugirió Alejandro.

Matías se detuvo a pensar. "Me gustaría hacerle un muñeco de tela. Le puedo contar historias con él cuando sea grande."

Pasaron los días y Matías, emocionado, empezó a ayudar a su papá a preparar la habitación para el nuevo miembro de la familia. Juntos, pintaron las paredes de un suave color azul y pusieron un móvil de estrellas que Matías había hecho en la escuela.

"Papá, a veces me da un poco de miedo cambiar de ser hijo único a ser hermano. ¿Cómo sabes si lo haré bien?", le preguntó Matías un día mientras estaban decorando.

Alejandro se detuvo y le sonrió con ternura. "Mirá, Matías, no existe un manual de cómo ser un buen hermano. Cada uno es diferente, y lo importante es que lo hagas con amor."

"¿Y si me pasa algo malo con el bebé?", preguntó Matías, inquieto.

"Siempre habrá momentos difíciles, pero la familia se apoya en esos momentos. Esto va a ser un viaje en equipo", respondió Alejandro, abrazándolo.

Pasaron las semanas y Matías ya estaba muy ansioso. Un día, su mamá llegó a casa con una gran sonrisa y un pequeño bundle en sus brazos.

"Matías, ¡conocé a tu hermanito!", dijo su mamá emocionada.

Matías dio un gran salto. Corrió hacia ella y se asomó de cerca. Allí estaba el pequeño Alejandro, envuelto en una mantita de colores.

"¡Hola, hermano!", dijo Matías, mientras sentía su corazón lleno de amor. "Voy a cuidarte y protegerte siempre."

En ese momento, Matías se dio cuenta de que ser hermano mayor no solo era una responsabilidad, sino también una hermosa aventura. Alejandro, el papá, miraba a sus hijos con orgullo, sintiendo que su familia ahora era un poco más grande, pero también un poco más unida.

Y así, Matías nunca olvidó aquel día en que su vida cambió para siempre, llenando su corazón con amor y su casa con alegría.

Desde entonces, cada vez que necesitaba un poco de coraje, se miraba al espejo y recordaba: ser hermano mayor es ser el mejor compañero para su pequeño hermano.

La aventura de ser hermano había comenzado, y estaba listo para todo lo que viniera con ella.

FIN.

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