Matías y la lección de solidaridad


Matías era un niño inquieto y curioso que amaba andar en bicicleta por las calles de su barrio. Un día, mientras pedaleaba a toda velocidad, escuchó un ruido extraño proveniente de la rueda trasera de su bicicleta.

- ¡Ay no! ¿Qué le pasó a mi bici? - se lamentó Matías al detenerse y revisar el problema. Descubrió que uno de los radios de la rueda trasera estaba suelto y necesitaba ser ajustado con una llave especial.

Sin embargo, Matías no tenía esa herramienta en casa. Decidido a arreglar su bicicleta lo antes posible, Matías se puso en marcha para encontrar la herramienta adecuada.

Recorrió las calles del barrio preguntando a vecinos y amigos si tenían una llave para radios de bicicleta, pero nadie parecía tenerla. Desanimado, Matías se sentó en un banco del parque a pensar en qué hacer. Fue entonces cuando vio a Don Carlos, el dueño de la ferretería del barrio, cerrando su negocio.

- ¿Qué te pasa, Matías? - preguntó Don Carlos al verlo tan pensativo. - Hola Don Carlos, se me rompió la bicicleta y necesito una llave especial para arreglarla. Pero nadie parece tenerla - respondió Matías con tristeza.

Don Carlos sonrió y le dijo: "Ven conmigo". Lo llevó a la ferretería y buscó en sus cajones hasta encontrar la llave que Matías necesitaba. - Toma, esta es la herramienta que buscas.

Y recuerda, siempre hay alguien dispuesto a ayudarte si sabes dónde buscar - dijo Don Carlos entregándole la llave a Matías. Agradecido, Matías corrió de vuelta a casa con la herramienta en mano. Con paciencia y cuidado, logró arreglar el radio suelto de su bicicleta.

Al día siguiente salió a dar un paseo por el barrio sintiéndose orgulloso de haber solucionado el problema por sí mismo.

Desde ese día, cada vez que veía a alguien con dificultades o problemas similares, recordaba las palabras de Don Carlos y ofrecía su ayuda o compartía sus herramientas si era necesario. Matías aprendió que no solo era importante saber arreglar cosas por sí mismo, sino también estar dispuesto a ayudar a los demás cuando lo necesitaran.

Y así siguió pedaleando felizmente por las calles del barrio junto a sus amigos.

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