Matilda, la Guerrera de los Sueños



Matilda era una niña inquieta y valiente que soñaba con convertirse en una guerrera.

Quería empuñar una espada y defender su reino, pero su mamá le decía que eso no era cosa de niñas y que debía comportarse como una princesa. Un día, mientras jugaba en el jardín, apareció un hada con brillantes alas. - ¡Hola, Matilda! Soy el hada de los sueños.

Veo que tienes un gran deseo en tu corazón, ¿quieres convertirte en una guerrera? - le dijo el hada con una sonrisa. Matilda asintió emocionada, pero su mamá intervino de inmediato. - ¡Eso es imposible! Las niñas no son guerreras, deben ser delicadas y suaves como las flores. - dijo su mamá con firmeza.

El hada miró a Matilda con complicidad y le susurró al oído: - No escuches lo que los demás dicen, tú puedes ser quien quieras ser. Solo necesitas creer en ti misma.

A partir de ese día, el hada visitaba a Matilda todas las noches. Le enseñaba técnicas de combate, le contaba historias de valientes mujeres guerreras y le infundía valor. Matilda practicaba en secreto, superando cada desafío con determinación.

Un día, su reino fue amenazado por un malvado dragón y, sin dudarlo, Matilda se armó con coraje y valentía. Su mamá, llena de asombro, la vio enfrentarse al temible monstruo y proteger a su reino con éxito.

A partir de ese día, entendió que su hija podía ser lo que quisiera y la apoyó en sus sueños. Matilda se convirtió en la guerrera que siempre quiso ser, y el hada de los sueños siguió acompañándola en todas sus aventuras, recordándole que el verdadero poder está en creer en uno mismo.

FIN.

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