Matilda y el misterio del castillo encantado



Una mañana soleada, Matilda Quietre se despertó con una idea brillante. Desde pequeña había soñado con aventurarse en un castillo en Inglaterra. Con su gorro de exploradora y su cuaderno de notas, se despidió de su mamá y tomó un avión hacia tierras lejanas.

Al llegar a Inglaterra, Matilda se encontró con un antiguo castillo cubierto de hiedra. La leyenda contaba que en el castillo habitaba un fantasma amistoso llamado Sir Gastón, quien se había olvidado de cómo contar su historia.

-'¡Mirá este lugar, es como un cuento de hadas!'- exclamó Matilda, mientras recorría los pasillos llenos de cuadros y armaduras.

Al entrar al gran salón, Matilda escuchó un ligero murmuro. Asustada, miró alrededor y se encontró con un gato negro que se acomodaba sobre un sillón antiguo.

-'No temas, pequeña aventurera. Soy Félix, el guardián del castillo'- dijo el gato, estirando sus patas.

-'¿Guardia del castillo? ¿Cómo puedes hablar?'- preguntó Matilda, sorprendida.

-'Este castillo tiene magia. Pero hay un misterio que resolver'- explicó Félix. -'El fantasma Sir Gastón ha perdido su historia, y solo tú puedes ayudarlo a recordarla.'-

Intrigada, Matilda aceptó el desafío. Juntos, comenzaron a buscar pistas. En la biblioteca, encontraron un viejo diario cubierto de polvo. Las páginas estaban en blanco, excepto por una nota en el margen que decía: “El coraje nace en el corazón”. Matilda se quedó pensando.

-'¿Qué significa esto?'- preguntó en voz alta.

-'Quizás debamos enfrentarnos a nuestros miedos para que Sir Gastón recuerde'- sugirió Félix. Matilda asintió y juntos decidieron explorar los rincones más oscuros del castillo.

Cada sala que visitaban revelaba un nuevo enigma. En la sala de las armaduras, Matilda vio un escudo que tenía una inscripción: “La valentía se mide en actos, no en palabras”. -'Tal vez Gastón era un caballero valiente'- pensó Matilda. Y así, a medida que avanzaban, se imaginaba las aventuras de Sir Gastón, cómo luchó por sus amigos y defendió el castillo.

Finalmente, llegaron a la torre más alta, donde se decía que Sir Gastón solía mirar las estrellas. -'Si tan solo pudiera recordar cómo hizo brillar el cielo con su historia...'- dijo Matilda.

De repente, un viento helado pasó a su alrededor y el espectro de Sir Gastón apareció, un poco confuso. -'¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde estoy?'- preguntó, con tristeza en su voz.

-'¡Soy Matilda! He venido a ayudarte a recordar tu historia'e' - exclamó ella con confianza. -'Juntos encontraremos la manera.'-

-'Recuerdos... no estoy seguro de tenerlos'- suspiró Sir Gastón, pero Matilda no se dio por vencida.

-'Piensa en tus valientes actos. ¡Cuéntanos cómo defendiste a los débiles!' - instó.

Sir Gastón cerró los ojos y recordó. -'Hubo una vez un dragón que aterrorizaba la aldea, y decidí enfrentarme a él...'-, comenzó a narrar, y a medida que hablaba, su figura comenzaba a iluminarse.

Matilda sonrió, escuchando atentamente mientras la historia de valentía y amistad cobraba vida.

Cuando Gastón terminó, un brillo especial lo rodeó. -'He recordado mi propósito: proteger a los valientes. Gracias, pequeña Matilda.'-

En un destello de luz, el fantasma se despidió, sabiendo que su historia ahora viviría en los corazones de todos los que la escucharan. Matilda, satisfecha con su aventura, sabía que había hecho un nuevo amigo y aprendido una lección valiosa sobre el coraje y la importancia de las historias.

Al salir del castillo hacia el atardecer, Matilda y Félix se despidieron con un abrazo. -'Siempre estaré para ayudarte, Matilda. Eres una verdadera aventurera.'-

-'Y tú un gran compañero, Félix. ¡Nos vemos en nuestra próxima aventura!' - dijo Matilda emocionada mientras se alejaban del castillo encantado, llevando consigo el recuerdo de un día extraordinario.

FIN.

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