Matilda y los pequeños del jardín


Un día, Matilda salió al jardín a jugar y se encontró con una vaquita de san antonio que parecía estar perdida.

La pequeña la tomó en sus manos y la llevó hasta su papá para que le ayudara a encontrar su camino de regreso a casa. - Papá, ¿podemos ayudar a esta vaquita de san antonio? Parece que está perdida - dijo Matilda con preocupación.

- Claro hija, vamos a buscarle un hogar seguro - respondió su papá con una sonrisa. Juntos, comenzaron a investigar sobre las vaquitas de san antonio y descubrieron que eran insectos muy importantes para el ecosistema ya que se alimentaban de pulgones y otros insectos dañinos para las plantas.

- ¡Son como guerreras del jardín! - exclamó Matilda emocionada. Mientras buscaban un lugar seguro para dejarla, encontraron una mariposa herida en el suelo. Matilda no dudó en tomarla entre sus manos y llevarla también hasta su papá.

Él les explicó que las mariposas eran muy importantes porque polinizaban las flores y ayudaban a crear nuevos frutos y semillas. - ¡Qué valientes son estos pequeños seres! - exclamó Matilda admirada.

Finalmente encontraron un lugar seguro para dejar tanto a la vaquita como a la mariposa. Pero antes de irse, escucharon cantar fuerte a los grillos en el jardín. - Papá, ¿por qué cantan los grillos? - preguntó Matilda curiosa.

Su padre le explicó que era la forma en que los grillos se comunicaban entre ellos y que su canto era una señal de que el jardín estaba sano y lleno de vida. - ¡Qué hermosa canción! - exclamó Matilda emocionada.

Desde ese día, Matilda comenzó a prestar mucha atención a los pequeños seres del jardín y aprendió la importancia que tenían en el ecosistema. Cada vez que salía al jardín, se aseguraba de cuidarlos y protegerlos para que pudieran seguir viviendo felices en su hogar natural.

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