Matilde y el Equipo de Altura



Había una vez una pequeña araña llamada Matilde, que soñaba con alcanzar la cima de la montaña más alta. Todos los días, trepaba incansablemente, sin descanso alguno. Matilde era valiente y perseverante.

Nada podía detenerla en su travesía hacia la cumbre. Mientras ascendía, se encontró con un grupo de futbolistas caídos en el camino. Estaban desanimados porque habían perdido su último partido y sentían que no podían seguir adelante.

La arañita se acercó a ellos y les dijo: "¡No se rindan! A veces, las derrotas nos enseñan lecciones importantes para superarnos a nosotros mismos. Si continúan luchando y trabajando en equipo, estoy segura de que lograrán grandes cosas".

Los futbolistas miraron a Matilde con asombro y admiración. Sus palabras les dieron fuerzas para levantarse y seguir adelante. Juntos, formaron un equipo imparable que no solo ganaba partidos sino también corazones.

Mientras seguían subiendo por la montaña, llegaron a un punto donde apareció un gigante enorme bloqueándoles el paso. El gigante quería detener a Matilde y sus nuevos amigos porque estaba celoso de su determinación y éxito. El gigante gritó furioso: "¡No permitiré que sigan avanzando! ¡Me aseguraré de aplastarlos!".

Pero Matilde no se dejó intimidar por las palabras del gigante malhumorado. Ella sabía que debía encontrar una manera de superarlo sin dañarlo ni dañarse ella misma. Con astucia e inteligencia, la arañita ideó un plan.

Se acercó al gigante y le dijo: "Señor Gigante, entiendo que estés molesto, pero ¿por qué no pruebas a ser parte de nuestro equipo? Juntos podríamos lograr cosas increíbles". El gigante quedó sorprendido por la amabilidad y valentía de Matilde.

Consideró su propuesta y decidió darle una oportunidad. A medida que se unía al equipo de futbolistas, el gigante descubrió que también tenía habilidades sorprendentes. Juntos, siguieron escalando la montaña con más fuerza y determinación que nunca.

Cada paso era un desafío, pero siempre encontraban una solución trabajando en equipo. Sin embargo, llegó un momento en el que el gigante resbaló y cayó hacia abajo. Parecía que todo estaba perdido para él y para el equipo.

Pero Matilde no se rindió. Corrió rápidamente hasta donde había caído el gigante y lo ayudó a levantarse nuevamente. "¡No te preocupes! Todos cometemos errores, pero eso no significa que debas dejar de intentarlo", le dijo con una sonrisa reconfortante.

El gigante se sintió inspirado por las palabras de Matilde y juntos continuaron su ascenso hacia la cima de la montaña. Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, llegaron a la cumbre deseada.

Desde allí arriba, pudieron ver todo lo que habían logrado juntos. Matilde les recordó a todos lo importante que era nunca rendirse ante los obstáculos y creer en sí mismos. Les enseñó que trabajar juntos y apoyarse mutuamente podía llevarlos a alcanzar grandes alturas.

Y así, Matilde la araña, los futbolistas y el gigante aprendieron que con determinación, valentía y trabajo en equipo, no hay límites para lo que pueden lograr.

FIN.

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