Mauricio y la Aventura en la Canoa
Había una vez un cocodrillo llamado Mauricio que vivía en un río tranquilo y lleno de vida. A pesar de que era un cocodrillo grande y fuerte, a Mauricio le encantaba explorar las maravillas del río en su pequeña canoa. Un día, salió de su casa temprano por la mañana, dispuesto a vivir una nueva aventura.
"Hoy quiero ver qué hay más allá de la gran curva del río" - se dijo a sí mismo mientras remaba con su pala.
Mientras avanzaba, comenzó a escuchar un ruido extraño entre los juncos. Intrigado, se detuvo y, al acercarse, vio a una pequeña y curiosa negrita.
"¿Hola! Soy Negrita, ¿quién sos?" - preguntó la negrita, moviendo su colita con emoción.
"Soy Mauricio, el cocodrillo. Estoy explorando el río. ¿Y vos?" - respondió él.
"Yo vivo aquí, entre los juncos. Pero hoy estoy buscando algo especial, algo que pueda volar" - explicó la negrita.
Mauricio se sintió intrigado por la búsqueda de su nueva amiga.
"¿Te gustaría que te ayude a encontrar eso?" - ofreció el cocodrillo, con una sonrisa.
"¡Sí! ¡Sería increíble!" - exclamó Negrita, dándole un pequeño saltito.
Así, juntos, comenzaron su búsqueda. Navegaron en la canoa mientras Negrita señalaba aquí y allá. Encontraron hermosas flores que parecían mariposas y aves que volaban alto en el cielo. Pero no era eso lo que buscaban.
"Quizás deberíamos ir a la gran colina al final del río" - sugirió Mauricio.
"Buena idea, ¡fácilmente podremos ver más desde allí!" - respondió Negrita, entusiasmada.
Cuando llegaron a la colina, ambos se sorprendieron con la vista: el río se extendía como una cinta plateada, y las hojas de los árboles danzaban al viento. Pero lo que más les llamó la atención fue un grupo de pajaritos aprendiendo a volar.
"¡Mirá eso!" - gritó Negrita "Son esas criaturas que vuelan y son tan lindas".
"Eso es lo que buscabas, Negrita. ¡Son pajaritos!" - dijo Mauricio, sintiendo una gran satisfacción al ver la felicidad en su amiga.
De repente, un pequeño pajarito se cayó del nido.
"¡Oh no! ¡Necesita ayuda!" - exclamó Negrita.
"Yo puedo ayudar. ¡Mirá!" - dijo Mauricio. Con mucho cuidado, se deslizó hacia el pajarito y, con su gran boca, lo recogió suavemente.
"¡Lo tengo!" - anunció Mauricio alzando la cabeza.
"¡Sos muy fuerte!" - dijo Negrita admirada.
Mauricio llevó al pajarito al nido con mucho cuidado.
"Ahí está, ahora podrá estar con su familia" - dijo con orgullo.
Los pajaritos comenzaron a cantar en agradecimiento. Negrita estaba tan feliz que no podía dejar de aplaudir.
"Gracias, Mauricio. ¡Te convertiste en un héroe!" - dijo ella.
"No soy un héroe. Solo hice lo correcto" - dijo Mauricio con humildad.
Después de un rato de mirar a los pajaritos en su nido, ambos se sintieron cansados, así que decidieron regresar. Y mientras remaban de regreso, Negrita preguntó:
"¿Te gustaría venir a jugar en el río conmigo cada vez que explores?" -
"¡Por supuesto! Me encanta tener un amigo como vos" - respondió Mauricio, sonriendo.
Desde ese día, Mauricio y Negrita se volvieron inseparables. Juntos descubrieron maravillas en el río y aprendieron a ayudarse y cuidar de los demás, convirtiendo cada día en una nueva aventura
Y así, un cocodrillo y una negrita, demostraron que, aunque sean diferentes, lo más importante es la amistad y el trabajo en equipo para enfrentar cualquier desafío.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.